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Andrea von Schultzendorff, Project Manager del Área educación Matemática de Fundación Gabriel & Mary Mustakis lidera un grupo de trabajo con profesores para ayudarles a comprender “la relación entre el funcionamiento del cerebro y las emociones”.
Marcela Muñoz Illanes
Se les enseña que, gracias a la neuroplasticidad, el cerebro posee la capacidad de modificarse y esto ocurre cada vez que aprendemos algo: se generan nuevas neuronas, pero también se desarrollan y fortalecen las conexiones entre ellas. Lo más interesante de todo esto, es que esta facultad se mantiene durante toda la vida. En pocas palabras: no hay excusa para no realizar los cambios necesarios y mejorar nuestra calidad de vida.
En concreto, ¿qué estrategias utilizan?
Implementamos los talleres de bienestar. Les entregamos información teórica con sólidos fundamentos científicos aportados por las neurociencias y la psicología positiva, pero también los docentes deben poner en práctica variadas actividades para el bienestar, las cuales han sido probadas en miles de personas en diferentes contextos a nivel mundial y, al convertirse en hábitos, nos permiten florecer.
Los profesores reconocen la importancia de ser modelos optimistas, con altas expectativas para su futuro personal y el de sus alumnos. Además comprenden la importancia de un buen clima dentro del aula, donde los estudiantes se sienten cómodos, libres de estrés, rechazo y temor, siendo estos últimos factores los que bloquean el aprendizaje.
¿Cuentan con algún tipo de metodología en particular?
Durante cada sesión alternamos períodos cortos de alta concentración con dinámicas que generan emocionalidad positiva, movimiento dentro de la sala, risas y un clima grato y cómodo. Los participantes reciben tareas, las cuales deben ser realizadas con regularidad, de modo de formar nuevos hábitos que se arraiguen en sus vidas y que les permitan sentirse cada día un poco mejor. Los incentivamos a buscar un socio de aprendizaje, el cual los apoya en su camino. Nuestro cerebro es social y aprendemos mejor en la relación con otros.
¿Por qué es clave que los profesores manejen conocimientos del área de la neurociencia?
Es muy importante que tengan claro cómo aprende el cerebro, cuáles son los factores que favorecen y cuáles dificultan el aprendizaje, para modificar sus prácticas hacia unas con mejores resultados. Entre los principales factores que un educador debe tener en cuenta se pueden contar los siguientes:
¿De qué manera capacitan a los profesores en estos temas?
Al parecer algunas universidades están incorporando asignaturas de neurociencias en sus carreras de pedagogía, pero todas deberían hacerlo. La comprensión de las características y necesidades del cerebro humano obligan a modificar por completo la estructura de las clases. Es necesario incluir movimiento en la sala, trabajo con materiales concretos, utilizando variados canales sensoriales. Se requiere generar una emocionalidad positiva incorporando humor, música, baile, en fin, todo lo que se nos ocurra que despierte nuestras neuronas para el aprendizaje. Se deben activar los conocimientos previos, que ojalá sean del contexto e intereses de los alumnos para “enganchar” los nuevos y generar las preciadas conexiones neuronales que constituyen el aprendizaje. Finalmente, es preciso volver a poner en práctica regularmente los conocimientos adquiridos para que esas nuevas redes se mantengan.
Todo esto lo enseñamos en las capacitaciones para profesores de matemáticas que realizamos en la Fundación Mustakis. Queremos que los docentes utilicen materiales concretos en la enseñanza de esta asignatura porque sabemos que se condice con lo que el cerebro requiere. Nuestro principal discurso apunta a hacer las matemáticas más cercanas a los alumnos, a través de la manipulación de variados materiales, pero también les transmitimos la importancia del movimiento, el juego y el trabajo con los pares. Por ahora nos cuesta que los profesores enganchen con esta mirada, ya que está muy arraigado en nuestra cultura que un curso en silencio es un curso disciplinado y que así los alumnos aprenderán más.
De a poco, estos principios que nos aportan las neurociencias se irán haciendo más conocidos y nuestro discurso resonará cada vez con más fuerza en los profesores, lográndose los cambios que requiere la educación en nuestro país.
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