El canadiense Gordon Porter entrega una visión práctica que permite ver la inclusión como algo posible. Su experiencia entrega esperanza y fuerza a apoderados, profesores y directivos.

Gordon Porter es un referente en inclusión escolar. Comenzó en los `80 como rector de un colegio y directivo de una red de escuelas de Canadá motivado por su experiencia de ver que en cada curso había niños o jóvenes que necesitaban un apoyo extra y que los profesores, lógicamente, no podían solos en eso.

No tenían muchos recursos económicos y tal vez gracias a eso -cuenta Porter- tuvieron que ser muy creativos y sacar partido a todo el conocimiento de sus profesores para poder implementar un programa de inclusión que funcionara. “No tuvimos asesoría de grandes expertos; solo yo hice un postgrado en el tema para poder liderar al equipo. Construimos algo con las capacidades de nuestros profesores. Y nos preguntamos, ¿qué tiene que hacer un profesor para poder atender a una población diversa de alumnos? ¿Cómo lograr que la inclusión funcione razonablemente bien?”, ha contado Porter.

Razonablemente bien. En este aspecto Porter es claro: la inclusión no puede ser perfecta, porque somos seres humanos. Los estudiantes son impredecibles e imperfectos igual que sus profesores, entonces las dificultades son esperables.

Maestros que ayudan a maestros

La idea de su programa es “Maestros que ayudan a maestros”. “Con los años que llevo en esto puedo asegurarles que cuando los profesores enfrentan un problema relacionado con la inclusión de un alumno, el 90% de las veces pueden resolverlo ellos mismos con la ayuda de otros profesores de su escuela que hayan pasado por situaciones similares”, asegura. “Muchas personas tienen la idea de que la inclusión es una innovación. Y hoy lo es, pero porque desde los años ’50 comenzamos a destruir la idea de la escuela para una comunidad. Incluimos ‘innovaciones’ que segregaron a los alumnos y acabaron con el manejo natural que había para tratar con alumnos diversos. La inclusión no es innovación; es volver al estado natural”.

Y en cuanto a los profesores, de acuerdo con la experiencia de Porter, lo esencial es la mirada: ante un alumno con dificultades es importante no poner el foco en analizar al niño o joven para ver qué problema tiene que le impide aprender lo que creemos que debe aprender. Sino poner el foco en de qué manera podríamos hacerlo para que ese alumno en particular pueda aprender se acuerdo a su forma de ser.

Si el profesor ve que necesita ayuda, recurrir a los directivos. También si ve que la familia del alumno o sus compañeros necesitan alguna información o herramienta. “Cada profesor aborda su clase, con su diversidad; pero para eso necesita apoyo de las demás áreas”, dice Porter.

Vale la pena escucharlo.
El video “Educar para la inclusión” se encuentra en este link https://vimeo.com/149404326