“Al hacer dieta aumenta el apetito y la necesidad de ingerir hidratos de carbono. El organismo llega un punto en que no resiste más y aparece el atracón: ingesta de gran cantidad de alimentos en poco tiempo. Por eso es clave que las familias desarrollen hábitos saludables en torno a la alimentación”, señala Marie Christine von Holt, sicóloga Clínica Infanto Juvenil, especialista en Psicoterapia Estratégica Breve y Terapia Grupal y parte del equipo de Psiquiatría Infantil y del Adolescente de Clínica Las Condes.

En un desorden alimenticio, ¿cuánto hay de hábitos y cuánto de causas psicológicas?

Yo diría que los trastornos alimentarios no se pueden explicar solamente desde una causa, Este tipo de trastornos son multifactoriales y personales en cada caso. Lo que sí se ha estudiado es que existen ciertos factores de riesgo que pueden influir, tanto a nivel biológico, ambiental, psicológico como cultural. Es importante señalar que uno de los factores de riesgo es el hacer dieta restrictiva. Acá influye enormemente el modelo de belleza en la sociedad donde se valora de manera extrema la delgadez en las mujeres y en los varones tener un cuerpo “fit”, musculoso.

¿Por qué la dieta puede llevar a desarrollar un trastorno alimentario?

Porque al hacer dieta aumenta el apetito y la necesidad de ingerir hidratos de carbono y si uno se resiste a esa necesidad, el organismo llega un punto que no resiste más y aparece el atracón: ingesta de gran cantidad de alimentos en poco tiempo, donde la persona tiene la sensación de no poder controlar cuánto y qué come. Como consecuencia del atracón y de la ansiedad que produce el miedo a engordar, se recurre a la purga o compensación inapropiada: vómitos auto inducidos, laxantes diuréticos, exceso de ejercicios, ayuno o restringir la alimentación. En general la persona vuelve a la dieta restrictiva que conduce nuevamente a una situación de hambre y necesidad de hidratos de carbono, que seguramente desembocará en el atracón. Así se cierra un círculo vicioso que se consolida cada vez más.

¿Qué recomienda a las familias para compensar factores de riesgo?

Lo primero que sugiero a los padres es que se tomen un momento y revisen cómo es su propia relación con la comida. Muchas veces no nos damos cuenta de que tenemos una relación poco sana con nuestra alimentación y tampoco somos conscientes de cuánto hablamos de nuestro cuerpo o de la comida. Si hablamos del peso y de la figura, es importante darle el énfasis a la salud como valor y no al cuerpo como objeto de admiración.

“Por otro lado -señala esta especialista- uno de los puntos mas importantes es tener rutinas familiares en torno a la alimentación:

1. En época “normal” (no de cuarentena) por lo menos acordar una comida al día juntos, en general la comida o la hora del té. En cuarentena acordar almorzar y comer juntos, sentarse juntos en la mesa, y desde ahí hacer de la comida un espacio familiar agradable de conversación, libre de conflicto. No usar el espacio de la comida para comenzar a discutir con el hijo o hija.
2. Al estar sentados en la mesa evitar distractores como celulares o televisión.
3. Idealmente comer todos lo mismo; esto es clave porque si toda la familia comparte una alimentación balanceada y disfruta de la comida se está evitando caer en un factor de riesgo tan importante como son las dietas
4. En relación con lo anterior, los adultos podemos evitar las dietas restrictivas si somos conscientes de lo que estamos comiendo; muchas veces comemos en piloto automático, no saboreamos la comida, o comemos muy rápido. Se recomienda masticar varias veces la comida, sentir la textura, el sabor, eso nos conecta con nuestro cuerpo y con nuestra sensación de saciedad.