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Enfrentó las tormentas de la vida y salió de ellas fortalecido.
Cuantas historias no hay como la de Aníbal, plagadas de dificultades y dolores. Sin embargo, muchas de ellas con resultados diferentes. ¿Qué hace que algunos salgan de las dificultades más fortalecidos y mejores mientras que otros salen amargados e inseguros? Los psicólogos han acuñado una palabra para definir este fenómeno: RESILiENCIA.
¿Qué es la Resiliencia?
Resilencia es la capacidad de soportar las adversidades y salir fortalecido de ellas.
Resilencia es la capacidad de enfrentar una situación dolorosa.
Resilencia es la capacidad de enfrentar desafíos, es la actitud frente a esos desafíos, es la capacidad de adaptarse a los cambios.
Las personas resilentes nacen y se hacen, es decir existirían factores genéticos y de crianza que incidirían en que un niño sea una persona más resilente.
¿Cuáles son los rasgos de una persona Resiliente?
- Las personas resilentes tienen una actitud proactiva de resolución de los problemas. No se quedan lamentándose en forma pasiva, y aunque puedan enojarse o angustiarse frente a un problema, pasan de los sentimientos a la acción. Se plantean ¿qué es lo que yo puedo hacer frente a este problema? Y asumen su cuota. Resilente sería un niño que al no entender matemáticas, pediría ayuda a un hermano mayor, estudiaría más y se sentaría al lado de un compañero que entendiera bien. Una actitud pasiva sería decir “es que soy malo para las matemáticas”, reactiva sería la actitud de echarle la culpa al profesor porque no explica bien.
- Las personas resilentes aprenden de sus fracasos y tratan de ver lo bueno de cada situación o circunstancia. No niegan lo doloroso de las situaciones, pero piensan en términos de ¿qué puedo aprender de esto? Resilente sería un profesor que luego de un pobre resultado en el Simce decidiera analizar las causas de ese resultado y qué aspecto él puede cambiar para una próxima vez.
- Las personas resilentes presentan un gran sentido de coherencia, es decir, son personas que tienen un sentido de vocación o misión personal. Por lo general, esto se ha visto asociado a una visión espiritual de la vida, en la cual mi existencia es importante y hay una sensación de apoyo espiritual en un Ser Superior, que me ha creado con un sentido. Las investigaciones muestran que la fe es un aspecto fundamental para la superación de las situaciones dolorosas y de las personas psicológicamente más sanas.
¿Se puede educar la Resiliencia en la sala de clases?
Definitivamente, sí.
1- Ayudar a nuestros alumnos a descubrir sus fortalezas:
Hace poco tiempo entrevisté a una profesora para preguntarle sobre una alumna suya que estaba en tratamiento psicológico. Cuando le pregunté sobre que opinaba de ella, sus palabras textuales fueron. “Participa poco en clases, cuando levanta la mano, se pone nerviosa y pregunta tonteras, es tímida y está siempre volando” como diría Gabriela Mistral “cien veces lo miré y nunca lo vi». Esa profesora no había visto a su alumna, y por lo tanto no era capaz de ayudarla. No había visto que le fascinaba la historia, que dibujaba y pintaba estupendo, que cuando había otro que estaba con pena era la primera en acercarse.
Para ayudar a nuestros niños a desarrollar sus habilidades tenemos que descubrirlos. Hay multiplicidad de dones y esos no han sido repartidos en forma pareja.
Una persona que descubre sus dones es una persona que capta como puede contribuir a los demás. Una persona que descubre sus dones es una persona que puede más fácilmente aceptar no ser tan buena en otras áreas.
Para ayudar a nuestros alumnos a descubrir sus dones podemos:
2- Ayudar a los niños a desarrollar un estilo proactivo de solución de los problemas.
3- Ayudar a los niños a ver el error como parte del aprendizaje y como el riesgo implícito en toda cosa que se emprende.
Hace un mes me tocó observar un 4° básico. Estaban resolviendo problemas de matemáticas. Alrededor de 5 alumnas lo resolvieron muy rápidamente. Un grupo de 20 lo resolvió en un rato prudente y alrededor de 7 personas tuvieron mayor dificultad. Si uno observa otra clase, por ejemplo de gimnasia o de lectura se encuentra con algo más o menos similar. Que esos niños que se demoran se sientan unos parias, me preocupa, que sus compañeros les digan: puchas que te demoras, o así no se hace; también debiera preocuparnos. Porque dejamos de ver el colegio como un lugar donde se va a aprender y se lo ve como un lugar donde ir a saber y rendir.
4- Ayudar a los niños a desarrollar algún hobby que les permitan descubrir dones e intereses que les sirvan de compensación a hechos duros de la vida, a problemas, etc.
5- Recordar que la relajación, el sueño, contribuyen a tener más fortaleza para enfrentar el estrés.
6- Entregar valores y creencias que les ayuden a desarrollar un sentido más coherente de la vida.
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