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Nov 2024 - Edición 288

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El niño rabioso

Orientación · Psicología

Autor: Grupo Educar

La Rabia como una respuesta normal de defensa o de superación de los obstáculos.

Todos conocemos la experiencia de sentirnos irritados, frustrados, con rabia, a veces furiosos.

Esta es una respuesta normal del hombre, con la cual venimos equipados. Respuesta frente al sentirnos heridos, al ver atacado alguien o algo que amamos. Una respuesta también cuando enfrentamos obstáculos o problemas para lograr una meta que anhelamos. Es a veces una respuesta frente a la impotencia que sentimos para solucionar un problema que nos aqueja.

La rabia nos da la fuerza entonces para superar el obstáculo y para defender lo que amamos.

¿Qué pasa sin embargo cuando nuestra rabia nos hace herir a otros o abandonar nuestra meta?

Es ahí cuando la rabia ya no nos sirve, sino que entorpece nuestro camino hacia ser mejores personas.

Enseñar a los niños que la rabia es una respuesta normal que nos tiene que servir para darnos energía para defendernos y defender a otros. Enseñar a los niños que existen maneras y maneras de defenderse. Que para hacerlo no es válida la venganza, ni herir a otros porque de esa manera estamos haciendo lo mismo que el otro. Mostrar modelos de defensa que sean valientes, pero serenos. Pedirles a ellos que den ejemplos de ello.


Conversar con los niños que cada día de colegio implica desafíos, tareas y problemas que resolver y que cuando sentimos rabia frente a un problema tenemos que preguntarnos ¿cómo lo voy a resolver? Este problema es un desafío, ¿cómo lo voy a enfrentar?
Los niños que se enrabian más fácilmente y con mayor frecuencia

Existen varias razones para entender porque hay niños que son más prestos al enojo. Revisaremos cada una de ellas.

A- Niños con menores mecanismos de inhibición: Francisca se portó mal, le dijiste que no se entraba a la sala durante el recreo, pero ella igual entró. Lo peor es que cuando la retaste ella te miró impávida, con una cara de “no estoy ni ahí”. Se ha comprobado que ciertos niños presentan una menor reacción frente a los retos o a la postura de límites; y por lo tanto desarrollan con mayor dificultad las emociones morales de culpa y vergüenza que los ayudarían a inhibir su mal comportamiento. Si a ello sumamos, la existencia de límites poco claros por parte de los adultos y de reacciones de rabia frente al mal comportamiento de los niños, seguidas de una falta de reacción, aumenta la posibilidad de que ese niño reaccione en forma agresiva o transgreda las reglas.

B- Hipersensibilidad frente a los estímulos: “No sé lo que le pasa a Magdalena, me decía hace poco una profesora, pero todo parece que le molesta, si hay ruido en la sala se queja, si alguien lo pasa a llevar se enoja, se queja de si hace frío o calor en la sala... Estudios sobre la sensibilidad frente a los estímulos sensoriales, como los sonidos, estímulos visuales, estímulos táctiles, olfativos etc. muestran que hay niños que presentan una hipersensibilidad a uno o más de estos tipos de estímulos. Esto lleva a que ciertos niños sean más irritables frente al ambiente que los rodea, puesto que lo sienten más intensamente.

C- Dificultades específicas: José venía de otro colegio, era un niño activo, francote y “achorado”, sus primeros contactos con sus nuevos compañeros no fueron muy acertados, pronto empezó a ser el blanco de burlas y ataques, no pasó mucho antes de qué José desarrollara un estilo muy defensivo de relacionarse con sus compañeros, cualquier cosa lo hacía reaccionar con enojo. Un niño que ha vivido más experiencias de rechazo por parte de sus pares, puede estar más propenso a reaccionar con rabia o sintiéndose herido frente a una pesadez de un compañero, que un niño que ha tenido mejores experiencias. Del mismo modo un niño que presenta mayores dificultades de aprendizaje en diferentes áreas, puede reaccionar con más rabia o frustración frente al hecho de que esa tarea no le resulte, pues tiene menos herramientas para enfrentar ese desafío y por ende lograr la meta.

D- Existencia de ideas irracionales con respecto a la vida o las situaciones: no son solamente las situaciones en sí las que nos pueden producir rabia sino lo que nosotros pensamos acerca de esas situaciones. Por ejemplo, muchas feministas acostumbran a pensar que la mujer en épocas anteriores cuando no existía para ellas el derecho a voto y muchos otros, eran personas que consideraban esta situación como profundamente injusta. La historia nos muestra sin embargo que ello no era así, la mujer inmersa en esa sociedad, consideraba que las cosas “eran así” y vivía con eso. Al empezar a pensar que eso era una situación de injusticia empezó a surgir la rabia como reacción ante esa situación.

Existen entonces una serie de ideas irracionales que pueden llevar a los niños a enrabiarse frente a determinadas situaciones.

Revisaremos algunas de ellas:

Si uno es inteligente, debe poder resolver los problemas rápido y bien. Muchos de nosotros olvidamos que los resultados son fruto de un 1% de inspiración y de un 99% de transpiración.
Si otro me dice una pesadez o me ataca es porque debe estar enojado conmigo o quiere herirme. Esto equivale a olvidar que las personas tienen muchas razones para mostrarse pesadas, tales como que durmió mal, está herida por otra cosa, o tiene un tono de voz y modales más bruscos.


Las cosas malas no deben pasar. Muchas personas creen que los problemas son un entorpecimiento a la vida y no parte de ella. Los objetos se echan a perder, los planes no resultan, las personas se enferman, existen los accidentes etc.


No hay que dejar pasar nada, si no se van a aprovechar de mí o van a creer que soy débil. Hay personas que piensan que todas las batallas hay que pelearlas, eso nos deja sin energías para pelear las que realmente valen la pena. Asímismo dejar pasar ciertas situaciones, para enfrentarlas después con mayor serenidad es una muestra de fortaleza y no de debilidad.

A- Ayudando a los niños con menores mecanismos de inhibición: paradójicamente no son retos más intensos, los que un niño más impávido frente a ellos necesita. Estos niños se benefician de dos cosas fundamentalmente. Una es que lo enfrentemos consistentemente frente a la transgresión de las reglas, que no las dejemos pasar. La segunda es que lo ayudemos a descubrir cómo el saltarse las reglas o su mal comportamiento afecta a los otros, ayudándolo así a ponerse en los zapatos de los demás y desarrollando un sano sentido de culpa, que será en el futuro un mecanismo de inhibición. ¿Qué pasaría, si todos lo hiciéramos? ¿Cómo crees tú que se sintió Juan cuando le hiciste eso? Estas son las preguntas que un niño necesita hacerse para aprender a ponerse en el lugar de otros.

B- Ayudando a los niños más irritables: el primer paso para ayudar a un niño más sensible es comprenderlo, no verlo como mañoso o quejón nos dará más paciencia. El segundo paso es ayudarlo a que él se entienda a sí mismo. Un tercer paso consiste en enseñarlo a controlar en lo posible su ambiente para que se sienta más confortable, sentarlo en un puesto donde se sienta más protegido, apoyarlo para que resuelva lo que le está molestando y mostrarle cómo expresar su irritabilidad de un modo que no sea molesto para los otros. Es importante enseñar a los niños a comprender las necesidades de los compañeros, que unos requieren de mayor silencio para trabajar, que otros no se sienten tan afectados por la temperatura etc.

C- Apoyando a los niños con necesidades específicas: Un niño que está siendo objeto de mayor rechazo y que está a la defensiva, requiere que nos detengamos en él. Evaluar porqué surgió el rechazo. Ayudarlo a desarrollar habilidades sociales como saludar, sonreír, ofrecer ayuda a otros. Darle mayor prestigio delante del curso, permitiéndole que traiga algún objeto o haga algún trabajo que le permita obtener reconocimiento de sus compañeros.

Asímismo apoyar a los niños con dificultades de aprendizaje, entregándoles más herramientas para que enfrenten lo que les cuesta ayudará mucho a disminuir su frustración. Ya sea dándoles la lectura que vamos a evaluar, para que la ensayen en su casa. Mostrándoles que comprendemos su frustración y su dificultad y que creemos en ellos, es un bálsamo poderoso para corazones heridos.

D- Cómo enfrentar las ideas irracionales: No pensemos en nosotros solamente como profesores de contenidos, sino también en que somos maestros para enseñar a vivir. Un profesor que reza con sus niños para pedir fuerzas para enfrentar los desafíos del día. Un profesor que valora en sus alumnos el esfuerzo además de los resultados. Un profesor que enfrenta el malhumor de un alumno con cariño y serenidad. Un profesor que les lee a sus alumnos historias de vida sobre personas que enfrentan desafíos y surgen. Un profesor que ayuda a que los alumnos comprendan porqué el otro reacciona así en vez de juzgarlo. Un profesor que hace algunas de estas cosas y otras más es un maestro de aprender a ser más humanos.

E- Cómo ayudar a un niño que es un enojón crónico: Ciertos niños reaccionan muy frecuentemente con enojo frente a los otros y/o a los problemas. Un educador, Ray Novaco, ha desarrollado un programa para ayudar a niños rabiosos. Este consiste fundamentalmente en dos pasos:

Uno es ayudar al niño a llevar un registro sobre su rabia, qué situaciones lo hacen enojar, qué se dice a sí mismo frente a esa situación, con qué frecuencia e intensidad se enoja y cómo la expresa. Este registro le ayuda a las personas a conocerse y ver que no es que se enojen por todo, sino que existen ciertos patrones en su rabia. También los ayuda a descubrir que su rabia no es una fuerza incontrolable sino una emoción que se puede manejar.
El paso siguiente es ayudar a la persona a desarrollar hábitos para calmarse a sí mismo. Estos son por ejemplo, aprender a respirar profundo, a contar hasta diez, a decirse frases que lo calmen “no vale la pena enojarse por esto” “ la vida es con problemas, hay que enfrentarlos”. Aprender a ponerse en el lugar del otro, a justificar la actitud del otro.

Nivel

Preescolar - 8vo Básico

Asignatura

Orientación

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