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Regístrate y accede a la revistaLa piscóloga clínica, terapeuta familiar y académica de Harvard Anne Fishel es cofundadora de un proyecto que busca potenciar las comidas familiares como fuente de bienestar psicológica de padres e hijos. Acá alguno de sus consejos.
- Puede ser el desayuno, el almuerzo o la comida, no importa cuál, lo esencial es escoger el que les dé más tiempo para hablar y conectarse.
- Si no suelen comer juntos, organiza al menos una comida a la semana y aumenta el número según sea posible.
- Si tus hijos están llenos de tareas o actividades extra programáticas, trata de dejar al menos una tarde libre para que no interfiera con la comida. Si no es posible, instaura una fecha especial como los “viernes sin tarea” o los “domingos de papas fritas”, algo que llame la atención para que todos se organicen en torno a ese día.
Consejo: Una vez que decidan qué comida van a comer juntos, márcalo en un calendario como lo harían con cualquier otro evento, así es más probable que suceda.
- Comer juntos es un momento para estar conectados. Esto ayuda a que los niños se sientan queridos, seguros y protegidos. Concéntrense en disfrutar de la compañía de los otros, y no en qué o cuánto come cada niño, si tiene los codos en la mesa o si dejó todo su puesto lleno de granos de arroz. Usa las horas de las comidas para enseñarle a los niños sobre valores y las tradiciones familiares.
- Anima a tus niños a que te cuenten sobre su día. Eso les va a ayudar a desarrollar sus habilidades de comunicación. Deja las conversaciones difíciles para otro momento y enfócate en tratar de sacar el máximo provecho a esos minutos de tranquilidad y conexión.
Consejo: Apaga las distracciones como la televisión, el computador, los tablets y los teléfonos durante las comidas. Mantén los juguetes y libros fuera de la mesa.
- La seguridad de compartir todos juntos al menos una comida al día de manera regular puede ayudar a los niños a sentirse más seguros de sí mismos. Así lo señalan los expertos del Stanford Children's Health.
- Cuando animas a tus hijos a hablar sobre su día (y escuchar genuinamente sus respuestas), les estás mostrando que valoras y respetas quiénes son.
Consejo: Deja que los niños escojan dónde y junto a quién quieren sentarse y pídeles que ayuden en las tareas relacionadas con la hora de la comida, ya sea poner la mesa, servir la comida o limpiar.
- Un estudio publicado en el Journal of Pediatrics encontró una correlación directa entre la frecuencia de las comidas familiares compartidas en la adolescencia y la reducción de las probabilidades de obesidad o problemas de peso 10 años después. El estudio concluye que las familias deben intentar reunirse para al menos una o dos comidas a la semana para ayudar a proteger a sus hijos de futuros trastornos alimentarios.
- Recuerda que los padres somos un modelo a seguir, por lo que puedes aprovechar estos momentos para enseñar buenos modales y probar nuevos alimentos. Es más probable que los niños y los jóvenes consuman alimentos que a sus padres y familiares también les gusta comer.
- No a todo el mundo le gustan todas las comidas, y eso está bien. Enséñale a tus niños a decir "no, gracias" o lo que te gustaría que hicieran o dijeran si no quieren comer algo que no les gusta.
Consejo: Trata de no apurar a los niños con una comida. Una parte importante de disfrutar la comida es comer despacio, masticar bien y pasar un buen rato juntos.
Fuente: Anne Fishel, es cofundadora de The Family Dinner Project, profesora de la Facultad de Medicina de Harvard y autora del libro "Home for Dinner".
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