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Regístrate y accede a la revista“En el piso me siento más a gusto. Me siento más cerca, más una parte de la pintura, ya que de esta manera puedo caminar alrededor de ella, trabajar en los cuatro lados y estar literalmente en la pintura”. Jackson Pollock
El expresionismo abstracto fue una corriente pictórica considerada como la primera desarrollada genuinamente en Estados Unidos a mediados del siglo XX. También fue conocida como la “Escuela de Nueva York”, aunque no se trató propiamente de una escuela, sino de una serie de artistas con convicciones semejantes que compartían técnicas pictóricas similares. Estos artistas se caracterizaron por expresar sus emociones y sentimientos a través de la abstracción; es decir, sin la imitación de la realidad sino interpretándola por medio de formas geométricas o manchas. Entendían la superficie pictórica como un campo abierto sin límites; por lo tanto, no se concentraban en un motivo particular sino que se expandían dentro del cuadro. Se caracterizaron por el uso de los colores primarios: rojo, amarillo y azul, blanco y negro. Todo ello representado en pinturas de grandes formatos.
Esta corriente pictórica estuvo marcada por la depresión de 1929 y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. El escenario propiciado por este conflicto bélico motivó la migración desde Europa a Estados Unidos de varios artistas importantes como Piet Mondrian —representante del neoplasticismo— y Max Ernst —artista surrealista—. El movimiento geográfico de los artistas cambia con ellos el centro del arte; si antes fue París, ahora será Nueva York. Sin embargo, a pesar de que el expresionismo abstracto fue considerado un movimiento genuino de Estados Unidos, es ineludible vincularlo con influencias propias del post cubismo y sobre todo del surrealismo, aunque estos dos movimientos artísticos fueran rechazados por los artistas expresionistas abstractos.
El expresionismo abstracto desarrolló dos tendencias pictóricas unidas con un motivo común —la abstracción—, pero con motivaciones diametralmente distintas. La primera será el Action Panting o la pintura de acción— y la segunda, el Colour Field-Painting —o la superficie color—. El Action Painting fue más enérgico y gestual de la mano de Pollock, Kline y De Kooning, artistas que entendieron la creación artística como un ritual y utilizaron la pintura como un medio para desatar sus estados de ánimo. El Colour Field, tendencia puramente abstracta, reposada y mística, fue representado magistralmente por Mark Rothko, Clyfford Still y Barnett Newmann. Estos artistas privilegiaron los grandes formatos para combinar diferentes posibilidades cromáticas.
Pollock (1912-1956) nació y creció entre Arizona y California. En el año 1929 se traslada a Nueva York para estudiar pintura en el Art Students League. Durante este periodo de formación conoció el trabajo de los muralistas mexicanos que le impresionó profundamente. Su carrera pictórica parte con obras figurativas pero paulatinamente se fue interiorizando en la pintura abstracta e irracional. Un año clave en su carrera fue 1947, cuando adoptó su particular técnica del dripping, que consiste en salpicar de forma espontánea y enérgica encima de un lienzo. Esta manera de pintar se asocia a un movimiento semiautomático regido por el azar con clara influencia del automatismo psíquico practicado por los surrealistas. En vez de utilizar caballete y pinceles, Pollock colocaba su lienzo en el suelo y dejaba gotear la pintura sobre él. Luego manipulaba palos u otras herramientas para manejar la materia sobre la superficie.
Número 1 (o Bruma lavanda)
Óleo, esmalte y aluminio sobre tela, 1950.
Este cuadro es probablemente el más conocido del periodo drip painting de Jackson Pollock. Observamos una obra que representa el caos y el movimiento de infinitas capas de pintura salmón, blanca y negra, con algunos detalles en verde petróleo. Los trazos son más lineales que en otras pinturas de Pollock. La obra nos refiere a cierto enojo, ímpetu o furia al realizarla. El dinamismo de las líneas provoca que no centremos nuestra atención en ningún punto particular de la obra y nos invita a recorrer libre e inquietantemente su superficie. Bruma Lavanda, manifiesta parte del ritual enérgico y gestual de uno de los representantes más importantes del expresionismo abstracto.
Mark Rothko (1903-1970) nació en Letonia y emigró con su familia a Estados Unidos cuando tenía 10 años de edad. En 1925 inició su carrera como pintor autodidacta en Nueva York. Hacia el año 1940 su trabajo pictórico estuvo influenciado por el surrealismo, donde pintó cuadros con imágenes biomórficas. Ya hacia finales de 1950 su estilo cambia y elimina cualquier elemento figurativo de su obra, comienza a pintar grandes cuadros con finas capas de materia pictórica. Estas obras están ordenadas en varios campos de color de formas rectangulares difuminadas en sus bordes y más o menos horizontales, estableciéndose en un espacio poco definido entre un color y otro. Para Mark Rothko, sus obras tienen relación con algo religioso y es por ello que la monumentalidad de sus cuadros sumerge al espectador en su interior y los hace partícipe de una experiencia mística. El color, más que la forma, es un elemento fundamental en la obra de Rothko, ya que el mismo afirmaba que el color actuaba directamente sobre el alma. Buscaba lograr un estado de intimidad, invitando a la contemplación y meditación. El estilo de Rothko representaba una alternativa al expresionismo abstracto de Jackson Pollock, dando más énfasis al color y a la sobriedad que a la emoción del gesto y de la acción.
Número 10,
Óleo sobre tela, 1950.
La obra número 10 de Mark Rothko ejemplifica especialmente la segunda vertiente del expresionismo abstracto denominada Color Field o campos de color. Observamos un cuadro de gran formato en el cual se disponen varias franjas de colores puros que prácticamente no se mezclan unos con otros pero que tampoco se limitan a encerrar un color separándolo del resto. En la obra, pareciera que cada color flota sobre el otro, vinculándose y dándose un valor por sí mismo. La zona amarilla capta inmediatamente nuestra atención por la intensidad de su color y por el orden que dispone dentro del cuadro. El blanco, casi en la misma proporción le sigue más abajo y por sobre ambos colores, aparecen tres franjas delgadas de las cuales el azul intenso desvía nuestra mirada, jugando con la percepción de ser figura o fondo.
Actividad (recomendada para alumnos de enseñanza media).
Para comenzar la actividad, se sugiere explicar los términos expresionismo y abstracción, es importante procurar esta conceptualización para luego vincular ambas ramas pictóricas en la corriente del expresionismo abstracto. Luego de eso, se presentan algunos artistas del movimiento para más tarde concentrarse en la figura de Mark Rothko, observar sus obras y comentarlas con el grupo, destacando cuáles son las características que hacen de su pintura una condición reflexiva e íntima, poniendo énfasis en el color e intensidad de la pintura.
En la parte práctica, los alumnos realizarán un ejercicio imitando los campos de color de Mark Rothko. Con papel imprenta y tintas de diferentes colores se teñirán los papeles de manera horizontal teniendo en cuenta que cada color estará relacionado con una emoción o un sentimiento. Se repetirá este ejercicio dando diferente tonalidad e intensidad al color sobre el papel. La idea es ir introduciendo los papeles sobre cubetas de color, de manera que la tinta impregne los papeles en forma azarosa y se vaya descubriendo una composición al ir tiñendo con los distintos colores.
Para finalizar, cada uno debe presentar su trabajo y comentar su creación propiciando la reflexión crítica entre los compañeros.
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