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Regístrate y accede a la revista“Desplazar. Poner ojos en las piernas. Contradecir. Hacer un ojo de cara y otro de perfil. Siempre se hacen los dos ojos iguales. ¿Se ha fijado? La naturaleza hace muchas cosas como yo, ¡las oculta!". Pablo Picasso
El cubismo fue uno de los primeros movimientos artísticos nacidos en el siglo XX, época en la que nacen las llamadas “Vanguardias Artísticas” o “ismos” que rompen con los lenguajes tradicionales del arte y la sociedad. El cubismo se desliga por completo de la interpretación o semejanza con la naturaleza y la obra de arte adquiere valor en sí misma como un medio de expresión de ideas. Esta desvinculación con la naturaleza se ve lograda a través de la descomposición de la figura en sus diferentes planos, donde cada uno de estos adquiere valor por separado y no la visión global de volumen. De este modo, un objeto puede ser visto desde sus diferentes puntos de vista simultáneamente en la misma obra, rompiendo con la perspectiva tradicional y la línea de contorno. Desaparecen también los juegos de luz y sombra y el color utilizado se separa de la realidad. La geometría en este estilo tiene una gran importancia ya que todo lo observado en la naturaleza puede traducirse al lienzo simplificado en figuras geométricas básicas.
Es posible reconocer dos etapas en el estilo. La primera de ellas es el cubismo analítico, se caracteriza por la descomposición de las figuras en múltiples partes, todas ellas geométricas; el objetivo era organizarlas y analizarlas por separado y por ello es posible decir que fue la etapa más compleja de comprender. Una segunda etapa es el cubismo sintético donde el objeto ya no es desmembrado en todas sus partes, en el lienzo se resaltan las partes más significativas de la figura y ésta será vista desde todos sus planos en forma simultánea.
Pablo Picasso,
“Las Señoritas de Avignon” 1907
Óleo sobre tela, 244 x 234 cm.
Museum of Modern Art. Nueva York, Estados Unidos.
Pensar en el cubismo es, indudablemente, pensar en Pablo Picasso (español, 1881 – 1973). Es a él a quien se le atribuye este movimiento artístico que tanto influyó en el arte del siglo XX. En 1907, tras una larga fase preliminar en la que creó diversos bocetos y versiones distintas, el artista presenta sus “Señoritas de Avignon”. Este cuadro de grandes dimensiones es una composición abarrotada de cinco figuras femeninas completamente desnudas, con una pequeña naturaleza muerta en primer plano y una cortina que anula la posibilidad de un fondo o profundidad. Dos de las figuras tienen un aspecto más cubista y rostros que asemejan máscaras, esto se debe a la influencia del arte africano que comienza a ser conocido en Europa a principios del siglo XX, las dos figuras centrales son más cercanas al arte medieval, y la última de ellas, se relaciona más directamente con el arte egipcio. La composición de la obra rompe completamente con la perspectiva tradicional.
Georges Braque,
“El velador” 1930
Óleo sobre tela, 116 x 90 cm.
Kunstsammlung NRW. Düsseldorf, Alemania.
Por otro lado, el artista George Braque (francés, 1882 -1923) comienza a colaborar con Picasso en este nuevo enfoque de la pintura, un proceso que duró más de cinco años. Muchas de las innovaciones que este impone en su obra —el uso de letras, el collage de papel de empapelar, el trampantojo (efecto óptico que pretende “engañar la mirada”) y el empastado de la pintura— procedían de la formación de Braque como pintor y decorador de interiores. Tras recuperarse de una herida en la cabeza, como consecuencia de su participación voluntaria en la Primera Guerra Mundial, se separa de la influencia de Picasso dejando de cooperar con él en la búsqueda y afianzamiento del estilo, acercándose a una visión más personal en la que continúa con sus investigaciones sobre el espacio y las relaciones entre los objetos, buscando el equilibrio entre la textura, el color y el dibujo. Este enfoque resulta evidente en sus naturalezas muertas de veladores. Su obra “El velador” pertenece a una fase más avanzada del cubismo que otras de sus obras. En ella, el artista representa los objetos como superficies de diferentes contornos que, con su colorido diferenciado, pero en el que los tonos se relacionan unos con otros, logran una gran armonía. La naturaleza muerta se estructura como una arquitectura, con una espacialidad que no depende de la perspectiva. Las diferentes zonas se superponen como en un collage y, como en los primeros papiers collés (papeles recortados), el pintor juega con la atracción de los materiales de las superficies.
Actividad (recomendada para estudiantes de segundo ciclo)
Para comenzar la actividad se sugiere presentar a los estudiantes algunos artistas cubistas y generar un diálogo poniendo énfasis en el uso del color, los planos múltiples, la geometría, etc.
Posteriormente, se pide a los alumnos que realicen distintas partes del rostro en cartón, estas pueden ser planas o en volumen, geométricas, y deben ser representadas de frente, de lado, etc. para lograr planos múltiples. Luego, recortar en cartón la base del rostro donde se pegarán las partes realizadas anteriormente y completadas con papeles de colores y plumones. De este modo construirán una máscara cubista. Pueden apoyar la explicación con láminas de los rostros de la obra “Las Señoritas de Avignon”.
Para finalizar, cada uno debe presentar su trabajo y comentar su creación propiciando la reflexión crítica entre los compañeros.
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