Pedro Díaz, presidente de la Federación de Instituciones de Educación Particular (FIDE)

Uno de los principales puntos que recalca Díaz es que la inclusión no debe asociarse directamente con la violencia escolar. Sin embargo, advierte que la implementación de la ley requiere condiciones adecuadas para evitar problemas en su aplicación. Un desafío clave es la diversidad de estudiantes en las aulas y la preparación de los docentes para atender diversas necesidades.

“El problema es que hay que hacerlo bien y con la debida delicadeza. No podemos asumir que todos los niños pueden aprender de la misma manera y al mismo tiempo sin apoyo específico”, señala Díaz.

Además, destaca la falta de financiamiento en colegios particulares para la contratación de profesionales de apoyo, a diferencia de los establecimientos subvencionados y públicos, que cuentan con el Programa de Integración Escolar (PIE).

Acciones concretas para una convivencia saludable

Ante este panorama, FIDE ha tomado medidas concretas para apoyar a sus colegios afiliados. Entre las principales acciones se encuentran:

1. Creación del Departamento de Convivencia y Apoyo a la Inclusión: Un equipo de expertos asesora a los colegios en estrategias para abordar la inclusión y fortalecer la convivencia escolar.
2. Capacitación docente: A través de cursos y talleres, se busca entregar herramientas para la gestión emocional y el manejo de conflictos en el aula.
3. Webinar con la Superintendencia de Educación: Se realizará un encuentro virtual para aclarar dudas sobre la nueva ley y sus implicancias, permitiendo a los colegios conocer el marco normativo en detalle.

El rol de la familia en la educación inclusiva

Otro de los desafíos que menciona Díaz es la relación entre familia y escuela. En los últimos años, se ha observado un cambio en la actitud de los apoderados hacia los docentes, lo que ha generado tensiones. “Hemos pasado de una confianza ciega en el profesor a un escenario donde muchas familias cuestionan y hasta enfrentan a los docentes”, explica.