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Regístrate y accede a la revistaLos avances científicos y tecnológicos son parte de la capacidad creativa del ser humano y su voluntad adaptativa para vivir mejor. Negarlos es negar la misma esencia del hombre.
Cuando los primeros automóviles comenzaron a circular, muchos les auguraron un final triste e inminente. Así, se los calificaba de “peligro para los peatones”, ruidosos y aparatosos, y de “engendrar miedo en los caballos y perros”. Sin embargo, habían venido para quedarse y mejorar la manera de viajar y de comunicarse.
Sucede algo similar con las nuevas herramientas tecnológicas que se han convertido en aliadas estratégicas para los docentes, especialmente en la educación técnico profesional. Estas herramientas potencian los aprendizajes, generan nuevas estrategias pedagógicas y preparan a los alumnos para un mundo laboral cambiante, competitivo y altamente tecnificado. Por eso, afirma Nicholas Negroponte: “La tecnología no es un sustituto del maestro, pero es el aliado perfecto para mejorar su labor”.
Luis Tesolat
Es clave que los docentes adopten una actitud flexible, abierta y comprometida, integrando herramientas como simuladores, plataformas virtuales y softwares especializados para enriquecer la experiencia educativa. Recuerdo que este año me contaba un profesor de liceo técnico con alta vulnerabilidad acerca de Juan —un estudiante suyo de Mecánica—, quien nunca imaginó que aprendería a reparar motores sin antes estar frente a ellos y que, gracias a un simulador de realidad virtual, pudo desmontar y montar piezas complejas con gran precisión, logrando reducir el margen de error cuando tuvo que hacerlo frente a uno real. “Antes, me daba miedo cometer errores que arruinaran todo”, le comentaba Juan a este profesor, “pero ahora siento que puedo hacerlo bien desde el principio”. Estas nuevas herramientas no solo crean nuevos aprendizajes, sino que generan confianza y optimismo para enfrentar con preparación y seguridad los desafíos laborales.
Los docentes deben considerar que no todas las tecnologías son igualmente útiles en todos los contextos. Se trata de saber elegir la herramienta según las necesidades de los estudiantes y los objetivos pedagógicos que se hayan propuesto. Si esto no se tiene claro es el comienzo de la pérdida del sentido no solo de la tecnología, sino también del estudiante.
La inteligencia artificial y las nuevas tecnologías plantean desafíos éticos que los profesores deben tener en cuenta. Por eso, es importante formar a los estudiantes en el uso técnico o especializado y, sobre todo, en la responsabilidad personal y social que implica la utilización de estas herramientas. Como recuerda el Papa Francisco: “La tecnología debe estar al servicio del ser humano, no al revés”. Así como la educación es un medio y un servicio para el hombre, lo mismo debe suceder con las herramientas tecnológicas. Insisto, aquí radica el principio de la solución o el principio del problema.
¿Cómo puede la tecnología no solo enseñar habilidades técnicas, sino también forjar mejores personas? La respuesta está en que los docentes deben aprender a “estar bien parados en la cancha” para lograr un buen trabajo en equipo con sus estudiantes y con las nuevas tecnologías y la IA. Y, además, deben preparar las mentes y los corazones de sus alumnos, para que sepan lo que es bueno e importante para ellos y la sociedad que los rodea. Para ello, es fundamental que en el aula trabajen con ellos lo siguiente:
El aprendizaje de los estudiantes es el eje central, primero y constante de cualquier integración tecnológica dentro o fuera del aula, de modo que las herramientas digitales estén adaptadas a sus necesidades reales para promover su desarrollo integral. Como dice Seymour Papert: “Lo importante no es cómo los niños usen la computadora, sino cómo las computadoras ayudan a los niños a usar su mente”. Así, al priorizar las metodologías activas, no hay que olvidar que lo que se debe empoderar es a los estudiantes como protagonistas de su aprendizaje.
Un informe de la UNESCO del 2022 asegura que el buen uso de herramientas tecnológicas en el aula aumenta en los estudiantes un 30% de su capacidad de retención del conocimiento y hace crecer a un 25% la participación, generando un clima de trabajo proactivo. El buen aprovechamiento tecnológico tiene resultados positivos. Así, por ejemplo, en los institutos técnicos de Finlandia, la utilización de simuladores en la educación mecánica automotriz ha reducido los errores prácticos en un 40%; en Chile, estudiantes de zonas rurales han podido acceder a capacitaciones de alta calidad a través de plataformas virtuales y es uno de los países de Latinoamérica con mayor adopción de tecnologías digitales y talento digital; en España, el proyecto Aula Virtual 4.0 ha logrado que el 90% de los estudiantes apruebe con notas sobresalientes.
Estamos en una época bisagra: antes y después de la IA. Por eso, más que negarla, prohibirla o dejarla librada al azar, lo que hay que hacer es preparar las mentes y los corazones de los estudiantes para que sepan aplicarla a los aprendizajes, a la utilidad de los mismos y a la oportunidad de ser mejores en lo personal y profesional.
Por eso, cuando los docentes capacitan a sus estudiantes en las nuevas tecnologías y, a la vez, educan en valores y virtudes, los están preparando adecuadamente para la vida misma. Como dice Eric Hoffer: “En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”.
Vale la pena educar en el uso ético de las tecnologías
Usar responsablemente las tecnologías favorece el aprendizaje y refuerza la enseñanza de virtudes humanas como la responsabilidad, la prudencia y la justicia. Un ejemplo claro de esto puede ser la gestión de la información digital en la cual los docentes les enseñan a los estudiantes a verificar fuentes y respetar los derechos de autor, fomentando la honestidad intelectual. De acuerdo con David Isaacs: “La educación en virtudes es el camino para formar personas íntegras, capaces de hacer un uso responsable de su libertad”. Por eso, al integrar las tecnologías con las virtudes humanas se asegura una formación humana completa.
Hay que entender que la tecnología no es un fin en sí misma, sino un medio para transformar las mentes y los corazones de los estudiantes de cara a los desafíos del siglo XXI.
Otros tips para utilizar adecuadamente las tecnologías
1. Ser digital, Nicholas Negroponte.
2. La máquina de los niños: repensar la escuela en la era de los ordenadores, Seymour Papert.
3. La educación de las virtudes humanas y su evaluación, David Isaacs.
4. Informe sobre tecnología y educación: oportunidades y desafíos, UNESCO.
5. Familias digitales, libro sobre el uso educativo y familiar de las nuevas tecnologías, Alfredo Abad Domingo.
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