Antes de la pandemia, el año 2016, el Centro de Estudiantes del Colegio Piamarta de Estación Central, y que cuenta con más de 3.000 alumnos, impulsó un concurso de cuentos llamado “El Pía en 100 palabras”, el cual poco a poco fue tomando peso y ganando adeptos. Sin embargo, llegó la pandemia y se dejó de hacer, pero quedó “el bichito”, como explica Paula González, coordinadora de Bibliotecas CRA del establecimiento. 

Y con ese bichito en mente, el año 2023 deciden participar como colegio en el concurso “Santiago en 100 palabras”, presentado por Minera Escondida y Fundación Plagio. “Lo primero que hicimos fue conversar sobre la idea de participar con los profesores del Departamento de Lenguaje. En general, nuestras y nuestros estudiantes tienen esa cultura de escribir con caracteres acotados y, además, son muchos los que lo hacen de forma autónoma permanentemente”, comenta la docente. 

Y sumado a la posibilidad de ganar algo, “por pequeñito que sea”, el equipo creyó que los jóvenes se motivarían, y así fue. Silvana Palma, coordinadora del Departamento de Lengua y Literatura del establecimiento, cuenta: “Nos involucramos toda la enseñanza media en ello. Lo desarrollamos durante las clases de Lenguaje; fue principalmente voluntario, pero los chiquillos ganaban un beneficio por trabajar, podían mejorar alguna calificación si lo querían. Pero la mayoría entró por el premio que implicaba el concurso, donde optan al premio talento joven”. 

Efectivamente, como cuenta Silvana, los jóvenes se entusiasmaron, y el año 2023, sin esperarlo, recibieron una mención especial por la alta participación. Y eso los motivó a más. Este año presentaron más de 760 cuentos, de estudiantes de I a IV medio: “Batimos el récord, primera vez que se mandaron tantos cuentos de un establecimiento al concurso”, afirma Silvana. 

Un par de días antes de la entrega de resultados, desde la organización del concurso se contactaron con el establecimiento para instarlos a estar en la premiación. 

Llegó el día y el Colegio Piamarta recibió el primer lugar entre los establecimientos que enviaron más cuentos: “Fue súper emocionante. Hay una historia que surge por una inquietud de los estudiantes que quedó en el tiempo, que es muy bonita y que dio un fruto, que, si bien es la cantidad de cuentos, nos hace decir ‘estamos aquí, somos del Piamarta y escribimos cuentos, y ganamos’”, señala Silvia Palma y añade: “Fue un logro, porque cada chiquillo le puso mucho corazón a lo que escribió”. 

Alfredo Coo y Daniela Cavans fueron dos de los estudiantes que participaron con sus cuentos. Alfredo cuenta que, en un principio, se motivó a escribir por el premio, pero luego comenzó a desahogarse: “Con el desarrollo de los cuentos que estábamos haciendo se sintió bien poder desahogarse un poco, y poder lograr algo a través de la escritura”, afirma y agrega: “Yo era malo leyendo, y durante el proceso sentí que era capaz, me sentí muy bien y el premio pasó a segundo plano”. 

Para Daniela fue una actividad creativa: “A pesar de que no soy buena escribiendo historias, me interesó mucho, porque podía expresarme a través de la escritura, y tener un cuento mío y luego ganar el premio fue un reconocimiento de que todos podemos escribir algo”, comenta. 

Con el premio podrán comprar libros para la biblioteca del colegio y además tienen la posibilidad de que los visite un escritor. “¡El desafío para el próximo año son los 1.000! Y continuar con el desarrollo creativo de la escritura en los chiquillos porque es una herramienta fundamental para el desarrollo emocional, del lenguaje y una forma de expresión”, concluye Paula.