Lo que comenzó con una breve práctica profesional se convirtió en el destino de Rayen Inostroza. La profesora de la Universidad de Concepción, luego de egresar, postuló a una beca para enseñar en una escuela pública en el estado de Minnesota, Estados Unidos, casi en la frontera con Canadá y junto al gran lago Michigan. Al finalizar esa práctica, le ofrecieron un trabajo estable que aceptó feliz. Solo tenía que volver por dos años a Chile para tramitar la visa, tiempo en el que trabajó en un liceo en Concepción para volver a hacer clases de español y de historia y literatura hispanohablante a alumnos de 14 a 18 años.

Cuenta que le encantó la manera de enseñar allá. “Me enamoré completamente”, agrega y explica la razón: “Cuando eres recién egresada, tienes ganas de hacer un montón de proyectos y experimentar. Allá lo único que querían era utilizar mi energía y esa ambición de profesora nueva, por lo que me daban permiso para todo. Me aseguraban que, si sale mal, no importa. Aprendemos juntos”. 

Planificación sencilla

El currículum escolar está orientado hacia habilidades, no por materias, y es solo una hoja de ruta. Esto lo hace más flexible, porque no es necesario pasar todo lo que está ahí y cada uno decide cómo abordarlo y cuánto demorar. Inostroza cuenta que se calculan 20 a 25 días por unidad y cuatro a seis unidades por año, con evaluaciones sumativas, de progreso y formativas a lo largo de cada una. “No existe el rol de jefe de UTP, por lo que cada profesor hace lo que sea mejor para su clase y no tenemos que mostrárselas a nadie”, agrega la docente. 

La profesora explica, como ejemplo, que en una semana normal, utiliza el primer día para explicar qué es, el segundo para mostrar un ejemplo y los tres días restantes, para practicar. 

Infinidad de opciones

El futuro de un alumno se comienza a definir en preescolar. Rayen cuenta que desde que son muy pequeños, las familias pueden impulsar los caminos según los talentos o herencia familiar. Una de las decisiones que deben tomar es si quieren que su trayectoria escolar sea en el idioma español, inglés o chino. Además, desde los tres o cuatro años comienzan a practicar un deporte como tenis, hockey o fútbol americano. 

A medida que crecen, pueden modificar estas decisiones y tomar otras según sus intereses. Para todo hay programas diferentes, donde toman cursos avanzados que cuentan con créditos universitarios. “Por esta razón es común terminar varias carreras universitarias cuando se es mayor”, explica.

Respetar el espacio de cada uno

Algo que tuvo que aprender cuando llegó es que los alumnos, desde que son pequeños, saben que su cuerpo está al centro de una burbuja imaginaria. Solo quienes viven con esa persona pueden traspasar ese límite. Esto significa que “yo, como profesora, no puedo acercarme tanto a mis estudiantes, como tocarles el hombro o darles un abrazo. A no ser que el alumno venga de manera natural hacia mí”, cuenta. 

Convivencia escolar

Todos los docentes tienen el mismo discurso, y explican las mismas normas y expectativas a sus alumnos, y eso no es al azar. Cada año durante el verano, en la escuela de Rayen, los profesores reciben entrenamiento para desarrollar lo socioemocional en la sala de clases. “No puedo enseñar a convivir de manera socioemocional, si es que yo no lo practico”.

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Una de las iniciativas que ha impulsado es la de utilizar la inteligencia artificial para apoyar el proceso de escritura. “Sé que vamos a cometer un montón de errores y quizás nos demos cuenta de que no sirve utilizar IA con los alumnos, pero eso está bien”, explica en el video que sube a Instagram para contar que su propuesta había sido aprobada por la coordinadora pedagógica del colegio.