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Regístrate y accede a la revistaPor primera vez, Chile compitió en el mundial de autos a escala propulsados por hidrógeno. El equipo nacional fue de Stage Hidrógeno –formado por siete alumnos de enseñanza media del Liceo Domingo Matte Pérez, de Maipú– y obtuvo el cuarto lugar en una de las carreras realizadas en EE.UU. Conversamos con la directora del establecimiento sobre los alcances de este logro.
La competencia incluyó más de 130 estudiantes de 13 países –entre ellos Chile—, de entre 12 y 19 años, quienes viajaron el pasado mes de septiembre a Las Vegas (EE.UU.) para competir en una carrera de autos, la final mundial del H2 Grand Prix PRO 2023.
Se trata de un programa educativo –creado por la empresa Horizon Educational– basado en STEM (sigla en inglés que alude a Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) para estudiantes de enseñanza secundaria, en el que diseñan, construyen y compiten con sus autos RC (Radio Control), propulsados por hidrógeno. Lo anterior, con el objetivo de aprender sobre energías renovables.
Entre los alumnos que participaron, hay siete chilenos, todos estudiantes de tercero y cuarto medio de la especialidad de Mecánica Automotriz, del Liceo Domingo Matte Pérez, de Maipú, administrado por la Corporación Educacional Sofofa. Por ello, conversamos con Alejandra Vidal Espinoza, directora del liceo, quien, muy orgullosa del reto alcanzado, explica que: “Para un establecimiento técnico profesional, de alta vulnerabilidad, perteneciente a una comuna que se ubica al surponiente de la Región Metropolitana, que haya podido llegar a Estados Unidos, un país desarrollado, compitiendo con grandes potencias, este proyecto se ha convertido en un gran logro, especialmente para nuestros estudiantes, y en un ejemplo para otros alumnos de la Corporación Sofofa”.
-Ha sido una gran experiencia de aprendizajes que se transformó en un desafío constante, que debimos abordar con innovación y desarrollo, de forma colaborativa y con flexibilidad, por parte de directivos, docentes, estudiantes y apoderados. Fueron desafíos en cuanto a aspectos educativos, como desde la emocionalidad. Movilizamos habilidades, no solo las relacionadas con lo cognitivo, sino también habilidades blandas o competencias transversales que hoy se requieren, y no tan solo para el mundo del trabajo: habilidades como el pensamiento crítico, aprendizaje autónomo, resolución de problemas, trabajo en equipo y colaborativo.
-¿Cómo se prepararon en el establecimiento? ¿De qué se trata el proyecto?
-Este proyecto duró aproximadamente tres meses y consta de tres fases o etapas, las cuales les permitieron a los estudiantes transitar de menos a más. En la primera etapa buscamos el conocimiento específico y técnico; aprendimos sobre energías renovables y las diferentes formas en que estas se generan en la naturaleza o cómo se producen a partir de tecnologías. Para ello utilizamos una maqueta educativa que incluía uso de energía eólica y solar para que nuestros estudiantes y docentes aprendieran cómo producir hidrógeno verde.
Todos aprendimos, por ejemplo, a través del aprendizaje de los estudiantes, sobre la electrólisis.
Una segunda fase fue construir un vehículo de carrera, es decir, un prototipo a escala impulsado con baterías de hidrógeno verde. Los estudiantes, a través del ensayo y error, resolvieron problemas técnicos, incorporaron nuevos elementos en él, lo modificaron, para hacerlo más rápido y eficiente. Incluyeron el uso de la impresora 3D para construir la carcasa del vehículo, la cual también la pintaron los estudiantes.
Finalmente, la tercera fase fue el fortalecimiento de habilidades técnicas (cortar el chasis, sacar y cambiar tornillos, cambiar baterías, motor y control) colaborativas, comunicacionales (mostrar el proyecto a autoridades, aportando al conocimiento científico a otros, principalmente a estudiantes y participando en la Feria Hyvolution 2023, Chile), sociales y de liderazgo (establecer quiénes serían los pilotos, los mecánicos, staff de apoyo). Esta etapa se vio acompañada de la práctica intensiva que duró un mes, dentro y fuera del establecimiento.
-¿En qué consiste la metodología?
-Utilizamos metodologías activas, ya que hubo un aprendizaje por descubrimiento por parte de estudiantes, quienes debieron indagar, resolver problemas y establecer soluciones creativas y bajo tiempos acotados, especialmente durante la carrera, y la presión que significó esta competencia.
Aunque en esta oportunidad los chilenos fueron invitados a participar, y dado el éxito de esta primera incursión, desde la Corporación Educacional de la Sofofa señalan que se acaba de firmar un acuerdo para ser los implementadores del H2 Grand Prix PRO 2024 en Santiago.
-¿Cómo se capacitaron ?
-Fue un proyecto que tenía un objetivo claro, que surgió con un prototipo para una carrera, lo que trajo acompañado, sin embargo, el desarrollo de aprendizajes que no estaban previstos, por ejemplo, competencias del siglo XXI. Fue una experiencia de aprendizaje novedosa, una modalidad de enseñanza a la inversa, porque partimos armando el prototipo, luego vino el proceso de investigación y desarrollo de tareas especificadas y desarrollo de habilidades que la industria 4.0 requiere hoy, como la adaptabilidad, la resolución de problemas bajo presión, pensamiento crítico, etc. Este proceso nos permitió lograr autonomía del aprendizaje tanto para los estudiantes como para los docentes.
Explica Alejandra que el proyecto se enmarca también dentro del aprendizaje integral de los alumnos. “Fue una prueba en que fuimos de menos a más. Al comienzo tuvimos mucha frustración durante las clasificatorias, sin embargo, en la última carrera demostraron que podían sobreponerse a las dificultades, que los problemas se resuelven en equipo y que pueden tomar decisiones con autonomía”, destaca.
-¿Que desafíos tienen actualmente?
-Si bien estamos en proceso de evaluación del proyecto, de analizar aprendizajes logrados, resultados, los procesos y estrategias empleados, estamos analizando las fortalezas, debilidades y oportunidades de mejoras. Estamos documentando las evidencias y sintetizando los pasos del proyecto, para tener un insumo estándar que nos permita continuidad de esta u otras iniciativas. También nos hemos propuesto compartir la experiencia con toda la comunidad escolar y otras fuera y, de esta forma, aprender en conjunto de los errores y mejorar para los futuros proyectos.
Maximiliano Pereira, estudiante de Mecánica Automotriz del Liceo Domingo Matte Pérez, de Maipú, cuenta: “Con el tiempo me di cuenta de que esto me ayudó como persona a crecer, sacar más personalidad, sentirme seguro y motivarme para mis metas a futuro”.
Sobre el viaje mismo, Maximiliano explica que “al llegar el momento del viaje estaba feliz, ansioso, nervioso, pero me di cuenta de que es parte del proceso y que había que dejarlo fluir. Después conocí Las Vegas, la competencia RE + Grand PRIX y me sentí muy seguro al ser piloto, manejando el prototipo, viendo y sintiendo cuánto habíamos avanzado, lo cual me motivó a mí y mi familia. Finalmente, el 4° lugar en la carrera me dejó satisfecho y pude contar la gran experiencia a mi familia y amigos”.
“Fue una experiencia impactante para mí, porque no podría imaginar que un auto a escala tamaño 1/10 pudiera funcionar con hidrógeno verde, lo cual tuvimos que investigar y aprender, todo el grupo. También tuvimos que hablar, exponer a personas importantes y en público”.
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