¿Disfrutas siendo director? ¿Te has convertido en una mejor persona haciendo lo que haces? ¿Cómo lograr esa conquista de ti mismo y el fortalecimiento de tu institución? ¿Eres el líder que tu institución necesita? De esto y mucho más reflexionaremos en esta columna dedicada especialmente para nuestros directores de establecimientos educacionales. 

En el trabajo de liderarse a sí mismo para liderar a otros, el director debe recorrer un camino de heroísmos que implica detectar, trabajar y superar algunos malos hábitos que se pueden haber colado entre las hendijas del corazón hasta socavar las murallas de su gestión. Comencemos el trabajo de sí mismo para lograr un liderazgo asertivo:

1. Liderazgo asertivo de las emociones. Siempre me resultó muy sugerente el libro del médico argentino Daniel López Rosetti, Emoción y Sentimientos: no somos seres racionales, somos seres emocionales que razonan, porque me ha hecho considerar con fuerza y nuevas luces aquello de que el coeficiente intelectual determina lo que sabe una persona, pero su inteligencia emocional determina lo que hará. 

Por eso, es importante gestionar las emociones entrenando las virtudes porque es a través de estas como lograremos el equilibrio entre lo racional y lo emocional.

2. Liderazgo asertivo del cuerpo. A veces veo directores agotados, pero no tanto por la cantidad de problemas que tienen o las horas que les dedican a sus trabajos, sino porque sus almas están cansadas, desesperanzadas, como abatidas. Por eso, más que resolver todos los problemas todo el tiempo
–una enfermedad de muchos educadores modernos– deben comenzar a dominarse a sí mismos, peleando sus propias batallas y no las ajenas. Esto sí que es empoderarse.

“El liderazgo asertivo que todo director debe lograr requiere, en primer lugar, de un aprendizaje constante que le permita aceptar, comprender y resignificar su estar siendo emocional para aprender a conocerse, saber lo que le pasa y de qué manera le está pasando. En segundo lugar, rediseñar nuevas acciones y compromisos personales y sociales acordes a lo que es útil, práctico y medible y, en tercer lugar, desafiar sus compromisos para alcanzar un liderazgo antifrágil y en servicio”.

3. Liderazgo asertivo de los juicios u opiniones, es decir, aprender a realizar de forma correcta ese proceso mental por medio del cual interpretamos de tal o cual manera. Sabemos que los juicios –en sí mismos no son ni verdaderos ni falsos– son dichos en presente, con datos del pasado, y pueden afectar para bien o para mal el futuro. Saber liderar los juicios permite al director aprender a centrarse en los hechos más que en sus interpretaciones para que sean contributivos, evitando discusiones y amarguras innecesarias.

4. Liderazgo asertivo de los extremismos. Resulta muy difícil trabajar en equipo con personas que ven la realidad en blanco y negro, y a las acciones de las personas como buenas o malas, y a los que los rodean como amigos o enemigos. Estas personas suelen tomar un detalle negativo para interpretar el pasado, el presente y el futuro como malo. Esta forma de ser fatalista destruye todo lo que toca a su paso. El director asertivo debe sumar sabiendo que las cosas pueden ser así y así, que una persona puede errar y ser buena también, y que puede aprender, de lo contrario estaríamos negando la vocación de enseñar.

5. Liderazgo asertivo de los debería ser o tendría que ser. Esta persona sufre mucho, se enoja, se entristece con frecuencia, ya que todo aquello que no encaja en su paradigma de control destruye sus expectativas de querer controlarlo todo, incluso a las personas. Para ello debe aprender a soltar y aceptar que las cosas pueden ser de otra manera, que las personas son libres de elegir y que el destino no es una fatalidad, sino el punto de partida para lograr grandes cosas.

6. Liderazgo asertivo de las sentencias. Algunos educadores son expertos en el “arte sutil” de apodar a los demás a sus espaldas. Las personas que hacen esto tienen tendencia a ser más jueces que hermanos y jamás se aplican los rótulos a sí mismas, y mucho cuidado que alguien lo haga porque no se lo perdonarían jamás. Para superar este feo defecto, sirve siempre tratar bien a todos –caridad– para llegar a sus corazones y así lograr que superen tal o cual defecto.

Por lo tanto, el liderazgo asertivo que todo director debe lograr requiere, en primer lugar, de un aprendizaje constante que le permita aceptar, comprender y resignificar su estar siendo emocional para aprender a conocerse, saber lo que le pasa y de qué manera le está pasando. En segundo lugar, rediseñar nuevas acciones y compromisos personales y sociales acordes a lo que es útil, práctico y medible y, en tercer lugar, desafiar sus compromisos para alcanzar un liderazgo antifrágil y en servicio.

Los 7 pasos oportunos de todo líder asertivo:

• Momento, para expresar las opiniones y sentimientos en el tiempo que corresponde.
• Manera, para actuar desde un estado interior de confianza y aceptación.
• Intención, para sumar, aportar o lograr un objetivo loable.
• Sensibilidad, para no herir, ni perjudicar, ni tener fines oscuros.
• Ser, para no someterse a la voluntad del otro.
• Valores, para conservar las ideas y valores esenciales.
• Liderazgo, para liderarse y liderar.

Sobre el autor

Luis Tesolat. Coach educativo y ontológico, director del colegio Familia de Dios, en Rosario (Santa Fe, Argentina). Especialista en coaching para educadores, posee también un Posgrado en Filosofía y es licenciado en Historia.