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Regístrate y accede a la revistaAmarillo: la riqueza del oro en el arte
En la historia del arte, el color amarillo ha tenido diversos (y contradictorios) significados. Ha sido representativo de la alegría y de la felicidad, muy probablemente por su identificación con la luz solar, asimismo, se le asocia a la deshonra y la traición. Es la sabiduría en el islam, el símbolo del emperador de China y también el color de la capa de Judas en la tradición cristiana.
Desde la antigüedad el amarillo se ha obtenido por medios naturales, utilizando plantas como la piel de la cebolla y las granadas, los claveles de China y el azafrán, que era un material carísimo para teñir, ya que se necesitaban alrededor de veinte mil flores para diez kilos de tela y la cosecha de estas era laboriosa, lenta y complicada. Esto convierte al amarillo en un color sumamente valioso y valorado.
En lo que podríamos llamar su versión “rica”, es decir, como dorado, ha sido utilizado en la historia del arte desde el inicio de los tiempos. En la pintura y escultura se remonta a Egipto; era el color de los faraones y por eso se utilizó para decorar las habitaciones que guardarían sus tumbas y sarcófagos. Posteriormente, en la Edad Media fue símbolo, por excelencia, del arte cristiano. El cielo era dorado, las vestimentas de los santos y figuras religiosas eran doradas… es decir, todo lo sagrado era dorado.
Cuando pensamos en artistas que han utilizado en sus obras el color amarillo y dorado, recordamos al pintor austríaco Gustav Klimt (1862-1918), un destacado simbolista y también un gran amante de esta tonalidad. Muy conocida es su colección de obras brillantes que produjo durante su “Época Dorada”, que duró aproximadamente una década y en la cual trabajó con la técnica de la “hoja de oro”, que consistía en aplicar una finísima lámina de ese metal sobre la superficie de la tela. Esta técnica dotó a sus obras de abundantes detalles ornamentales y decorativos. Además de la voluptuosidad de las musas bíblicas doradas que retrata en sus obras, Klimt realiza un cambio muy interesante: traslada o “baja” lo sagrado a hechos más terrenales como las relaciones humanas. Pone en lo humano —como el contacto de un hijo con su madre o un beso de enamorados— la riqueza y la eternidad del oro.
Recomendada para segundo ciclo (correspondiente a 5º a 8º Básico)
Comenzar la actividad dialogando con las y los estudiantes sobre lo que representa para ellos el color amarillo y el dorado. Es posible dirigir la actividad iniciando con algunas preguntas. ¿Dónde encontramos el color amarillo en la naturaleza? ¿A qué sensaciones y/o emociones podemos asociar este color? ¿Cuál creen que es la temperatura de este color? ¿Por qué? Si observamos una obra donde predomina esta tonalidad: ¿qué sentimos? ¿Por qué sentiremos esta emoción?
Luego, les pediremos que hagan un retrato en el que se acompañen de alguna persona que sea significativa para ellos/as, ya sea algún familiar, amigo/a, sus mascotas, o quienes ellos quieran, y que, inspirados de las obras del artista Gustav Klimt, puedan decorar con colores amarillos y dorados.
Para finalizar, las y los estudiantes compartirán los resultados de su actividad y cómo se sintieron al realizarla.
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