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Regístrate y accede a la revistaMarcados por las condiciones que ha impuesto el Covid-19, tales como el aislamiento social, el homeschool y las cuarentenas, los “Pandemials”, descendientes de los Millennials, los Centennials y la Generación Z, son aquellos niños y jóvenes que han sido o serán impactados por el nuevo escenario social, laboral y económico que dejó la pandemia y cuyos efectos aún son desconocidos.
“Clases online, escuelas cerradas, proyectos que se caen, primeros trabajos que no llegan y empleos cada vez más precarios: la crisis económica causada por la pandemia está golpeando especialmente a los jóvenes”, así comienza el artículo “De Centennials a ‘Pandemials’: el futuro truncado de los jóvenes en América”, publicado el 15 de mayo en la versión online del diario español El País.
En él, siete periodistas hacen un recorrido a través del continente para conocer cuáles han sido los efectos que ha dejado la crisis del Coronavirus en los Centennials o Generación Z, como se conoce a los nacidos entre 1996 y 2010.
Y es que, la pandemia obligó a miles de jóvenes a volcar su vida al mundo virtual por las cuarentenas dejando sus futuros y sus planes en el aire generando lo que el Foro Económico Mundial (FEM) cataloga como la “desilusión de los jóvenes”, un riesgo que no está siendo atendido y que se convertirá en una amenaza crítica para el mundo durante los próximos dos años.
Según el documento del FEM “Pandemials: Jóvenes en una era de oportunidades perdidas”, la “pausa” que presentó el sistema educativo global durante 2020 fue tan catastrófica que al menos el 80% de los estudiantes en todo el mundo alcanzó a estar fuera de la escuela en un período más allá de lo recomendable y un 30% de la población estudiantil mundial nunca contó con tecnología para participar del aprendizaje digital.
“El cierre de las escuelas agravó las desigualdades y los estudiantes con peor estatus socioeconómico fueron las más afectados ya que carecen de las vías adecuadas para acceder a oportunidades educativas y laborales”, señala el reporte.
Y así lo demuestra una investigación citada en el artículo del diario El País, la que sugiere que una de cada seis personas entre 18 y 29 años se quedó sin trabajo en América Latina y el Caribe desde el inicio de la pandemia, mientras que otras muchas vieron cómo sus empleos se hacían cada vez más precarios. Además, muchos estudiantes se vieron obligados a dejar sus estudios por falta de recursos o por la imposibilidad de seguirlos en internet.
Un ejemplo de ello es lo que ocurrió en México, en donde la pandemia golpeó fuertemente el empleo entre la población menor de 24 años, lo que se tradujo en un aumento de la informalidad y la precariedad del mundo laboral al que podían acceder. En Brasil, el panorama no es muy distinto ya que la apertura y cierre de las universidades generó que muchos jóvenes abandonaran las instituciones educativas, arriesgando sus calificaciones y la obtención de un título profesional.
Para los investigadores del FEM, el encierro, las cuarentenas y el ausentismo tienen un efecto directo en el desempeño académico, aumentando las tasas de deserción y poniendo en riesgo el desarrollo de habilidades necesarias para continuar con la educación o la formación profesional, o incluso para conseguir un trabajo formal.
Las consecuencias de ello es que los jóvenes se exponen cada vez más a condiciones laborales precarias, con contratos inestables y con pocas perspectivas de crecimiento, lo que complica su capacidad para consolidar un capital económico que les permita cierta movilidad social. “Esto aumenta el riesgo de que los jóvenes caigan en la pobreza rápidamente, lo cual puede traducirse en un deterioro de la salud no solo de los jóvenes, sino también de sus hijos a futuro”, sentencia el informe.
Sin embargo, los investigadores tienen la esperanza de que reconocer esta brecha es el primer paso para cerrarla. Para ello sugieren que los sistemas políticos y económicos se adapten globalmente para abordar directamente las necesidades de los jóvenes y minimizar el riesgo de una generación perdida. Al mismo tiempo, plantean la necesidad de investigar el potencial de nuevas formas de aprendizaje, para hacerlas más inclusivas, adaptativas e integrales, lo que permitirá a los estudiantes desarrollar habilidades como la creatividad, la innovación y la flexibilidad. Por último, sugiere un aumento en la inversión en tecnología educativa, la cual debe ir acompañada de adaptaciones de la infraestructura para que las escuelas puedan continuar ofreciendo servicios de nutrición, salud física y psicológica, y al mismo tiempo actuar como refugios seguros para los niños y adolescentes en situación de riesgo.
“Quienes están en el poder deberán dirigir su esfuerzos para abrir caminos para que los jóvenes adquieran las herramientas, las habilidades y los derechos necesarios para que el mundo post pandémico sea más justo, más equitativo y más sostenible”, concluye el informe.
Fuente:
De Centennials a ‘Pandemials’: el futuro truncado de los jóvenes en América. (El País)
Pandemials: Jóvenes en una era de oportunidades perdidas. (Foro Económico Mundial)
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