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Regístrate y accede a la revistaAntes de la pandemia, cerca de un 10% de los padres de países occidentales informaron sentirse agotados. Hoy, después de 18 meses de crisis sanitaria, un 67% declara que el equilibrio entre el trabajo y colegio a distancia ha sido el factor más estresante para las familias (Fuente: Affective Science)
Una pandemia que no pasa, el trabajo a distancia y el miedo profundo a que alguno de nuestros familiares se contagie, son algunas de las razones que están provocando que madres y padres presenten altos niveles de estrés, ansiedad y depresión. Todo eso sin mencionar la angustia provocada por las dificultades económicas.
Un estudio canadiense realizado en julio de 2020 en la Universidad de Alberta, señaló que incluso si los padres pueden mantener sus trabajos y pagar las cuentas, hay un costo mental y emocional que viene con la crianza de los hijos durante una pandemia. Y así lo confirma la encuesta, que señala que el 40,7% de las madres que participaron del sondeo tuvo o ha tenido síntomas depresivos y el 72% ansiedad.
De acuerdo a un artículo publicado en el diario El País de España, la crianza intensiva, los confinamientos, las clases online, las limitaciones al contacto social, y el teletrabajo mal entendido son factores que influyen directamente en el estrés de los padres. Y todo esto se manifiesta en lo que el autor del texto bautiza como “la sensación de tener el cerebro frito”. Un malestar generalizado que produce irritabilidad, cansancio, pérdida de la capacidad de atención y de memoria.
Como explica la psicóloga Isabel del Campo Martín-Cobos del Centro de Psicología especializado en maternidad Calma, al diario español, esto se debe a que la mente entiende que estamos en peligro y, por tanto, concentra la atención en detalles concretos, perdiendo la capacidad de distinguir lo que es relevante de lo que no lo es. Por tanto, disminuye nuestra productividad y nuestra memoria.
Y mientras algunos padres todavía están buscando alternativas a cómo aliviar su carga laboral y económica, muchos dicen que es poco probable que esta situación mejore considerablemente en los próximos meses. Sin embargo no todo son malas noticias. Aquí les entregamos una lista de consejos para enfrentar con ánimo esta segunda mitad del año.
¿Cómo recuperarnos del ‘síndrome del cerebro frito’?
1. Crea un horario: Un horario puede ayudar a evitar el agotamiento, siempre y cuando no sea demasiado rígido. Si bien es bueno tener horas del día definidas para ciertas cosas como comer, dormir, estudiar y trabajar a veces es bueno romper la monotonía. Mantener estos horarios durante la semana hará que haya un sentido de normalidad y control dentro de la casa, aun cuando muchas de las cosas que están pasando están fuera de nuestro control.
2. Enfócate en lo positivo: Cuando estamos cansados y desanimados, es difícil ver lo positivo. Busca pequeños momentos del día para reconocer alguna cosa buena. Puede ser algo sencillo como que tus hijos terminaron todas las tareas, te ayudaron con las cosas de la cocina o que lograste dormir más de ocho horas seguidas.
3. Ármate con más y nuevas herramientas: Todos los padres tenemos un conjunto único de herramientas que hemos adquirido a lo largo del camino. Algunos vienen de nuestros padres, otras de la experiencia o incluso de algún consejo que nos dieron familiares o amistades que están pasando por lo mismo. Es probable que algunas de esas habilidades te hayan servido en algún momento y otras no. Acuérdate de esas que te han traído buenos resultados y busca nuevos enfoques para enfrentar algunas de las situaciones excepcionales que estamos atravesando. Muchos establecimientos educacionales, ya sea colegios o instituciones de Educación Superior cuentan con un departamento de expertos que te pueden guiar en cómo solucionar de la mejor manera posible algún problema que puedan estar experimentando como familia.
Al mismo tiempo, es importante comprender que el cambio es un proceso: ciertos comportamientos pueden cambiar de inmediato, mientras que otros requerirán más tiempo.
4. Dile a tus hijos que necesitas un descanso: Sé honesto con tus hijos y evita disfraz o esconder que este es un momento difícil para todos, y que a veces estás cansado, triste y angustiado. Mostrarle a los niños y adolescentes nuestras debilidades es una señal de fortaleza, porque nadie es perfecto, y les haríamos un flaco favor a nuestros hijos si los hacemos pensar que no nos afecta todo lo que está pasando.
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