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Regístrate y accede a la revista¿Qué han sentido y vivido niños y adolescentes durante esta emergencia sanitaria? ¿Cómo los ha afectado en su autoestima y bienestar físico y mental? Estas fueron algunas de las preguntas planteadas en dos seminarios recientes: “Familia y vulnerabilidad”, organizado por Centro UC de la Familia, y “Efectos psíquicos de la cuarentena en niños, niñas y adolescentes”, convocado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Recogimos lo expresado por tres especialistas, que invitan a asumir una tarea conjunta entre familias y educadores.
Carolina Salinas, abogada y profesora de Derecho de Familia de la Universidad Católica.
“Durante esta pandemia los niños y adolescentes han estado sometidos a una transformación radical de sus vidas: dejaron de ir al colegio, no pueden ver a sus amigos, algunos tampoco ven a sus abuelos y en ciertos casos no han podido estar con el padre o madre que no vive con ellos. Además, los afecta el estrés propio de sus familias, muchas veces derivado de problemas económicos”, describió Carolina Salinas, abogada y profesora de Derecho de Familia de la Universidad Católica. Señaló que, aunque estamos viviendo una situación extraordinaria, hay problemas que venían de antes: separación de los padres, estrés, hacinamiento y violencia intrafamiliar. Por esta razón el reto va más allá de afrontar una situación que durará meses, “y debemos extraer experiencias y aprendizajes en beneficio del interés superior de los niños y adolescentes”.
Matías Marchant Reyes, Psicólogo, doctorando y magíster en Filosofía. Académico del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile.
Explicó que los conceptos que acompañan este proceso –distanciamiento social, cuarentena y confinamiento– tienen en común apuntar a la limitación radical del encuentro con otros. “El contacto afectivo es lo más importante en la vida del ser humano, es irreemplazable e insustituible. Y lo que ha hecho la pandemia es reducir ese contacto. Aunque niños y adolescentes pueden recibir el afecto de quienes viven con ellos en el hogar, hay que tener en cuenta que a medida que los niños crecen y se transforman en adolescentes aparecen otras formas de amor, como la amistad y el amor romántico que son importantes en su desarrollo”, aclaró.
Paz Rey, Psicóloga, diplomada en Intervención Social con Adolescentes Infractores de Ley e Intervención en Abuso Sexual Infantil, trabaja en Clínica Jurídica de la Universidad Católica. Ha trabajado con familia e infancia en instituciones como Opción, Fundación Belén Educa, Corporación Emprender y otras.
“Este es un momento muy díficil para todos, en que todos nos sentimos vulnerables. Para muchos adultos el confinamiento es estrés, cesantía, insomnio y angustia, y eso afecta la crianza”, afirmó la psicóloga Paz Rey, en el seminario de la Universidad Católica. En este contexto “aparecen normalmente emociones de miedo, tristeza o enojo. Pero lo importante es entender que las emociones no son buenas o malas en sí mismas, ya que todas tienen un sentido adaptativo y nos guían hacia objetivos. El problema surge cuando las emociones nos ‘toman’ y sentimos en nuestro interior ‘bucles’ emocionales, que son pensamientos obsesivos que comenzamos a rumiar. Tenemos que aprender a gestionar las emociones y esto es lo que hay que lograr enseñarles también a niños y adolescentes”, expresó.
La psicóloga invitó a imaginar que nuestras emociones obedecen a tres sistemas: “Un sistema rojo, en que aparece el miedo, la ira, el asco, que son emociones que preparan nuestro cuerpo para huir del peligro y protegernos de situaciones amenazantes. El sistema emocional rojo nos defiende. Luego está el sistema azul, donde aparecen emociones ligadas al entusiasmo, la competencia y el logro, que nos impulsan a la acción, a metas y éxito. Y también está el sistema verde, con emociones que nos hacen sentir en confianza, calmados, seguros. Estas emociones provienen del afecto, se transmiten con miradas, con la amabilidad y la calidez, se despiertan en el autocuidado y la empatía.
Carolina Salinas, abogada y profesora de Derecho de Familia de la Universidad Católica.
“Los adultos y la sociedad en general debemos garantizar el derecho de niños y adolescentes a poder comunicarse con sus padres y abuelos. En el caso de aquellos que no viven con alguno de sus progenitores, padre o madre, el regimen comunicacional no puede verse interrumpido por la pandemia. Hay que evitar que esta situación de confinamiento sea utilizada por algún interés unilateral de alguno de los padres y todos debemos velar por que esos niños y adolescentes tengan comunicación regular con sus figuras protectoras, sean abuelos, hermanos, profesores”, señaló Carolina Salinas.
Además, agregó, “todos los niños y adolescentes tienen derecho a ser oídos y por eso es importante que tanto quienes viven en el hogar con ellos, como sus profesores, puedan regularmente preguntarles cómo se sienten, cómo ven ellos lo que está pasando, cuáles son sus temores”.
Por Matías Marchant, psicólogo:
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