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Nov 2024 - Edición 288

La necesidad de un estrecho vínculo entre los liceos TP y la empresa

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Ser niño no es fácil

Educar en Familia

Por: Luz Edwards

Recordar los desafíos y miedos de nuestra propia niñez permite conectar con los niños que tenemos a cargo.

La vida de los niños está llena de desafíos y eso a veces se nos olvida. Para algunos la hora de almuerzo del colegio es una tortura, otros no se atreven a pedir permiso para ir al baño en clases, algunos pasan los recreos solos porque no han logrado hacer amigos, los niños inquietos deben hacer esfuerzos enormes para estar dentro de una sala más de una hora cronológica… Sentarse a pensar qué nos complicaba, apenaba o hacía sufrir cuando niños es una excelente manera de empatizar con nuestros hijos y alumnos y poder acompañarlos.

Por eso, si detectamos que el niño lleva meses pasándolo mal por una situación que podemos cambiar, es urgente hacerlo. El cortisol (hormona del estrés) es antagonista de las hormonas encargadas de la regeneración de los tejidos del organismo, por lo tanto, un estrés prolongado puede provocar problemas dermatológicos, disminución de las defensas, retrasos en el desarrollo, problemas emocionales en la adultez como ansiedad y depresión debido a una alteración del sistema límbico, entre otros.

¿Cómo se siente el niño?

Preguntarse por el sentir del niño es distinto de preguntarse cómo creo YO que está el niño. El esfuerzo del adulto debe estar en intentar ponerse en el lugar del niño, leer sus señales, sus cambios, sus avances o retrocesos, sus miedos, sus gustos… Adaptándose a los ritmos y forma de ser del niño.

Algo que estresa mucho a los niños y adolescentes -y a todos, en realidad- es sentirse evaluados en su forma de ser. Es decir, pensar que los están juzgando y que su forma de ser natural no da el ancho. Esa sensación paraliza y, obviamente, afecta al desarrollo del niño.

Por eso, si hemos detectado que un alumno necesita apoyo en un área o carece de alguna habilidad que creemos relevante, hemos de ser extremadamente cuidadosos. Una “corrección” mal hecha, que pase a llevar la seguridad del niño, sería sin dudas más dañino que el problema base.

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