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Regístrate y accede a la revistaUna de las críticas recurrentes de las docentes es que no cuentan con la preparación adecuada para atender en aula a alumnos con NEE. Señalan que trabajan “casi a ciegas con los estudiantes”, y lo que han aprendido es gracias a la trayectoria que tiene cada una. Aquí les revelamos los testimonios de tres profesoras, que se desempeñan en establecimientos que pertenecen a la Red de colegios de la Fundación Irarrázaval.
Yolanda Aguilera: Centro Educacional Luis Rutten, Talca, Región del Maule.
“Para nosotros en particular ha sido muy difícil trabajar con alumnos con NEE, ya que no contamos con un programa PIE de integración escolar. Aunque sí tenemos una educadora diferencial que entra al aula y que trabaja con los alumnos de forma personalizada, también se coordina con los docentes.
En nuestro establecimiento tenemos una gran cantidad de alumnos con capacidades distintas y necesitamos capacitación en estos temas”.
Lilian Vásquez: Liceo María Auxiliadora, Linares, Región del Maule.
“No hemos recibido la formación adecuada para trabajar con los alumnos que padecen ese tipo de necesidades.
En el área nuestra, la técnico-profesional, carecemos de herramientas para abordar estos temas porque en los cursos de tercero y cuarto medio nos vamos adaptando y seguimos las orientaciones de la psicopedagoga.
Es necesario contar con capacitación y ayuda que nos permita trabajar con alumnos con Necesidades Educativas Especiales”.
M. Inés Saldivia: Instituto Sagrada Familia, Punta Arenas, Región de Magallanes.
“En tercero y cuarto medio es muy complicado, porque no poseemos las herramientas para trabajar con ellos.
Por esta razón, nos vemos obligados a recurrir a la psicóloga, pero el problema es que ellas están capacitadas para trabajar con alumnos de enseñanza básica y no media.
La realidad es que en nuestro establecimiento sí existen alumnos con necesidades especiales y nosotros debemos atenderlos”.
Buscando ayudar a los docentes nos adentramos en las facultades de educación de tres universidades chilenas para conocer cómo están abordando estos temas y capacitando a los futuros profesores de nuestro país.
Aquí, lo que nos contaron.
Lorena Medina: decana de Pedagogía de la Universidad Católica de Chile
—Creo que hay que partir de la base de que las nuevas generaciones de estudiantes de Pedagogía han crecido en un contexto de mayor conciencia sobre la diversidad que las generaciones anteriores; y en nuestra universidad hay un gran trabajo en este sentido, desde la Dirección General Estudiantil y desde la Dirección de Inclusión, con programas específicos. En nuestra facultad, la formación de los nuevos profesores tiene dos niveles; por una parte, a través de cursos específicos como Diversidad e Inclusión, con foco en la reflexión, conciencia y comprensión conceptual de lo que implica la inclusión, así como en los desafíos actuales de la diversidad; por otra, en algunos cursos pedagógicos como Evaluación o Gestión de aulas heterogéneas, que parten de la base de un aula diversa y enseñan a tomar decisiones pedagógicas considerando esa diversidad.
Josefina Santa Cruz: decana de Pedagogía de la Universidad del Desarrollo
—En nuestra Facultad de Educación estamos preparando a nuestras nuevas generaciones de profesores tanto en Educación Inicial como en Enseñanza Básica de acuerdo a lo que mandata la normativa chilena en materia de inclusión educativa.
Para cumplir con este propósito, realizamos diversas actividades curriculares intra y extracurriculares; entre otras, la asignatura de Diversidad e Inclusión en el aula. En ese curso, los estudiantes aprenden sobre cada una de las principales necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad intelectual, discapacidad o pérdida auditiva, discapacidad visual, discapacidad motora, trastorno del espectro autista, síndrome de déficit atencional, trastornos específicos del lenguaje, migración e interculturalidad.
Antonietta Ramaciotti: directora de la Escuela de Pedagogía Básica de la Uandes
—Desde ese punto de vista, en la malla de pedagogía se han implementado cursos que vayan más allá de la formación didáctico-disciplinaria, cursos que nos invitan a reflexionar acerca de la realidad nacional y la implementación de las políticas públicas para enfrentar cambios de acuerdo a nuestras necesidades como país. Cursos que analizan el rol docente y la mirada de una sociedad más inclusiva. Los cursos de psicología y NEE han tenido un cambio importantísimo: ya no están centrados en el contenido per se, sino en cómo aprenden los niños, sus características y sus individualidades, lo que impacta a los cursos de planificación, evaluación y a las didácticas. El propósito es que nuestros futuros profesores logren planificar considerando las características de sus estudiantes.
Lorena Medina:
—En general, a nivel país, falta aún una comprensión y apropiación cotidiana de estos temas, mayor conciencia; pero, por sobre todo, mayores capacidades instaladas en los docentes y miembros de las comunidades educativas, para realmente contar con una inclusión pedagógica que permita el desarrollo y avance de todos los niños en cada aula, independientemente de la necesidad educativa que cada uno tenga. Para eso es necesario, además, contar con un número adecuado de estudiantes por sala, de modo que permita a los docentes poder apoyar a cada una y cada uno de acuerdo con sus necesidades.
En nuestro caso, todavía falta resolver la tensión o el “gap” entre un enfoque que articule una comprensión amplia de la diversidad, la diferencia, los procesos de inclusión y exclusión escolar y social, con formas de trabajo concretas y efectivas en las aulas respecto de aprendizajes y desafíos específicos de un aula diversa. Sin duda, nos falta avanzar, por ejemplo, en temas del espectro autista, discapacidad cognitiva, entre otras. No se trata solo de incluir físicamente a los niños en el aula, sino de garantizar que todos y todas aprendan. Nuestra facultad lidera hoy un centro que está profundizando y trabajando en estos temas, lo cual esperamos tenga una proyección tal que nos permita incluir sus hallazgos de investigación en la formación docente inicial y continua que entregamos. Ello supone comprender la inclusión desde el concepto de “justicia educacional”, que es desde donde hoy trabajamos por investigar y profundizar en nuestro conocimiento sobre estos temas. Muy especialmente, en el de las llamadas NEE, para lo cual el centro cuenta con una línea específica.
Josefina Santa Cruz:
—Para conseguir aulas realmente inclusivas nos falta entender como país que hoy día la norma es la diferencia y, por tanto, los educadores debemos estar preparados para atender la diversidad, respetando el carácter único de cada estudiante y la diversidad que se manifiesta en ellos. En nuestra Facultad de Educación nos parece relevante cumplir con esta premisa y por eso forma parte del código de profesionalismo docente UDD. Para avanzar es necesario materializar uno de los mayores respaldos que podemos brindar hoy día a la inclusión, que de hecho se ha venido impulsando desde hitos internacionales tan importantes como la Declaración de Salamanca en 1994 y el último Foro Mundial de la Educación con el ODS 4, que busca “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
Antonietta Ramaciotti:
—Hay establecimientos que han ido cambiando, algunos por la presión de los decretos de educación especial, hoy en día como respuesta al decreto N° 83. Hubiese sido ideal que el cambio hubiera respondido a nuestra madurez como sociedad, ha sido lento, pero hoy en día hay muchas instituciones escolares que han realizado cambios y están trabajando con proyectos concretos y bien estructurados, lo que ha servido de ejemplo de experiencias exitosas para quienes están comenzando. Ha sido muy inspirador porque son experiencias reales, que responden a nuestro contexto. Un cambio en esta línea requiere de un cambio social, la inclusión no es tan solo parte del discurso, hay que aprender a pensar de manera inclusiva y considerar las diferencias como inherentes a la sociedad.
A los equipos directivos y docentes, liderar procesos de trabajo colaborativo para el desarrollo de una gestión curricular basada en el Principio de Diseño Universal, posibilitando distintas vías o caminos alternativos para la trayectoria educativa de sus estudiantes.
Al conjunto de los estudiantes, mayores posibilidades de participación y acceso a los aprendizajes, en una escuela multicultural y diversa.
A los estudiantes con discapacidad, enriquecer su enseñanza para que puedan participar, con las adecuaciones curriculares que requieran, en los procesos de aprendizaje y progresar en sus objetivos y en su desarrollo individual y social.
Fuente: https://especial.mineduc.cl/implementacion-decreto-83/preguntas-frecuentes/antecedentes-generales/
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