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Regístrate y accede a la revistaA Lisette Jerez, del Complejo Educacional Cristo Rey, la conocimos en uno de los seminarios de especialidad de la Fundación Irarrázaval. Allí nos contó cómo en su establecimiento han logrado trabajar exitosamente con alumnos con Necesidades Educativas Especiales. Ésta es su historia.
Cuando se incluye a todos los estudiantes ocurren cosas maravillosas, nos cuenta Lisette Jerez, docente de Inglés del Complejo Educacional Cristo Rey, de la comuna Teodoro Schmidt, Región de La Araucanía, establecimiento que pertenece a la Red de colegios de la Fundación Irarrázaval. Si existe un trabajo planificado y con orientaciones claras, dice, es posible trabajar y formar escuelas inclusivas. “Así, la comunidad escolar logra crecer en muchos aspectos, pensando en lo pedagógico, conformar escuelas inclusivas permite diversificar la enseñanza, los profesores crecemos profesionalmente innovando en estrategias pedagógicas pertinentes a los distintos tipos de aprendizaje, estilos que por cierto siempre han existido, pero recientemente se le está dando la relevancia que implica aprender de formas diversas; además, nos permite flexibilizar la enseñanza no solo a los estilos, sino también a diferentes ritmos, diferentes culturas, diferentes necesidades”.
Se trata de un trabajo de toda la comunidad, que en este establecimiento está dando sus frutos. Con orgullo, Lisette cuenta que tienen “buenos estudiantes, buenas personas, quienes serán, creo firmemente, un aporte a nuestra comunidad y futura sociedad. No hemos experimentado episodios discriminatorios, confío en Dios y en nuestro buen trabajo, y espero jamás vivir una situación como aquellas en nuestra comunidad educativa”.
“El desafío de hoy es trabajar alineada y colaborativamente todos los docentes pensando en los estudiantes; de esta forma, se generan estrategias compartidas que son pertinentes a cada necesidad, estilo y proceso”.
—¿Qué otros beneficios arroja para la comunidad escolar el lograr conformar escuelas inclusivas?
—Otra ventaja de conformar escuelas inclusivas es que podemos ampliar la gama de profesionales que se desempeñan en un establecimiento educacional, hoy es posible contar con la colaboración de profesionales como fonoaudiólogos, psicólogos, kinesiólogos, terapeuta ocupacional, trabajadores sociales, educadoras diferenciales, traductores, entre otros, que enriquecen la comunidad en lo profesional y humano.
Como comunidad no hemos vivido la inclusión desde pluriculturalidad, pero reconocemos que para cualquier institución educativa ésta es una instancia de crecimiento y aprendizaje recíproco. Y, finalmente, conformar una escuela diferente nos ha permitido observar el entorno desde una mirada más humana, más sensible, solidaria y optimista, hemos desarrollado la resiliencia y la empatía, que son valores esenciales para avanzar a una verdadera comunidad inclusiva.
—¿Cuál ha sido la experiencia que ustedes han tenido en su establecimiento?
—En nuestro establecimiento educacional hemos tenido la fortuna de trabajar con estudiantes que pertenecen, por ejemplo, a la etnia mapuche, por tanto, su cultura es también la nuestra, hemos fortalecido sus costumbres y tradiciones, y respetado profundamente sus creencias.
Hemos podido trabajar con un estudiante de procedencia china, lo cual fue muy difícil por la comunicación; sin embargo, la familia que hablaba algo de español fue fundamental para su avance, logrando que ellos fueran parte de su aprendizaje asistiendo conjuntamente a clases, planificando pequeñas acciones colaborativamente (familia - escuela).
Hoy tenemos estudiantes con necesidades educativas especiales permanentes y transitorias, quienes requieren apoyo constante del equipo multidisciplinario. Poder contar con un grupo humano potente, comprometido, constante y con altas expectativas, hace la diferencia; esta es la clave para lograr pequeños pero significativos avances, considerando además la automotivación.
—¿Cómo ha sido el trabajo con el decreto 83 en su establecimiento?
—Para nuestro colegio esto implica la diversificación de la enseñanza, entregando oportunidades de aprendizaje a todos nuestros y nuestras jóvenes, valorando la diversidad y generando instancias de apoyo frente a diferentes necesidades educativas.
No podemos olvidar que flexibilizar el currículum es tarea de todas las asignaturas, aún tenemos como tarea quitar del pensamiento colectivo que las adecuaciones se realizan solo en lenguaje y matemática. El desafío de hoy es trabajar alineada y colaborativamente todos los docentes pensando en los estudiantes; de esta forma, generar estrategias compartidas y que estas sean pertinentes a cada necesidad, estilo y proceso. Sin embargo, es importante señalar que los recursos institucionales no son suficientes para generar el óptimo apoyo a todos los estudiantes y a cada una de sus necesidades. Nuestra creatividad e innovación son las mejores herramientas y desde allí trabajan los docentes para propiciar la mayor y mejor cobertura.
—¿Sientes que se ha avanzado?
—Creo que hemos progresado en acceso, los edificios y oficinas cada día deben dar respuesta a las diferentes necesidades físicas de los usuarios, existe nueva normativa que, poco a poco, los integra y pretende formar una sociedad inclusiva.
No obstante, personalmente me ha tocado ser testigo de que culturalmente aún no estamos preparados para abordar la inclusión desde las acciones cotidianas. Probablemente “la inclusión” está en nuestro discurso, pero ¿puedo ser inclusivo peleando por mi puesto en el ascensor y dejando fuera a alguien en su silla de ruedas?, ¿puedo ser inclusivo teniendo una estudiante en 1º medio con hipoacusia severa que es capaz de transcribir un pizarrón completo sin entender ni siquiera una palabra de lo que escribe y ha sido promovida exitosamente año tras año?
Al menos en el contexto educativo hemos avanzado, las políticas públicas apuntan a mantener escuelas inclusivas; sin embargo, a todos como sociedad aún nos falta para normalizar y valorizar las capacidades diferentes.
—Y los apoderados, ¿cómo participan?
—Este punto es el más complejo de abordar. Desafortunadamente, hemos experimentado que cada curso que avanzan nuestros estudiantes, más se alejan los apoderados; siendo más pequeños, se refleja un mayor compromiso.
Actualmente, hemos agotado muchas instancias de participación, desarrollando reuniones generales, entrevistas personales, jornadas familiares, actividades recreativas, jornadas de pastoral, entrevistas con profesionales externos, visitas domiciliarias, llamadas diarias e incluso derivaciones a instancias superiores. Posteriormente, realizamos la evaluación de las actividades y concluimos que las familias presentes y que participan son generalmente las mismas y ello se refleja en los resultados de los estudiantes.
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