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Regístrate y accede a la revista¿Es el arte una representación de la realidad? ¿Una forma de acceder a ella? ¿O la realidad misma? Son algunas preguntas que nos evoca el trabajo plástico del chileno Roberto Matta. Considerado uno de los grandes artistas del siglo XX, último representante del movimiento surrealista y pieza clave para entender el expresionismo abstracto norteamericano.
Roberto Matta Echaurren, nació el 11.11.11 cifra que se vuelve cabalística y que se repite a lo largo de su carrera. Estudió Arquitectura en la Universidad Católica de Chile, donde se destacó por su habilidad en el dibujo. Preocupado por perfeccionar esta técnica decidió asistir a los talleres libres en la Escuela de Bellas Artes, fue alumno de Hernán Gazmuri y no por casualidad, ya que el pintor había llegado recientemente de Europa, en donde se especializó en geometría y dibujo. Matta por su parte, estaba interesado en la composición abstracta, para superar la tendencia de la Beaux Arts que aún persistía en la escuela chilena. Tras terminar sus estudios, viajó a París a continuar con su formación de arquitecto en el taller de Le Corbusier, uno de los más importantes exponentes de la arquitectura moderna.
Durante su estadía en París conoce al artista británico Gordon Onslow Ford y juntos se animan a pintar un arte nuevo, basado en el automatismo psíquico y guiado por la intuición poética. Matta se inspira en su mundo interior, trasciende los sentidos y descubre relaciones invisibles entre los objetos. En sus primeras pinturas se reconocen formas orgánicas inspiradas en la botánica. En 1938, le presentan a André Breton y al que le bastó ver cuatro de sus dibujos para incorporarlo inmediatamente al movimiento surrealista.
La obra visual de Roberto Matta comienza con una serie de cambios formales con respecto a la tradición pictórica. Elimina el punto de fuga, la línea del horizonte y los esquemas que dan cuenta la ficción de espacialidad. Con esto, sus pinturas se vuelven un espacio sin fin. Además, interesado en indagar sobre el mundo interior del hombre, inventó el neologismo “sersaje” que significa “paisaje del ser”, una especie de cartografía de la realidad humana que contempla sus anhelos y contradicciones.
El arte de Matta nos invita a un lugar de reflexión, paisajes internos de preocupaciones metafísicas que nos llama a la búsqueda infinita de la realidad a través del lienzo.
Para comenzar se sugiere una dinámica en donde se ponga en discusión el concepto de “paisaje”. Para ello se puede realizar una breve actividad donde las y los estudiantes dibujen un paisaje simple. Luego, de manera general, se les invita a observar las similitudes y diferencias entre los resultados. Preguntarles si los paisajes pueden ser otra cosa que una montaña, un río, árboles; si es posible que un paisaje sea también una ciudad o incluso un sueño.
Se sugiere realicen una lectura visual de la serie “Morfologías Psicológicas”, con el fin de que las y los estudiantes reflexionen los temas que cruzan la obra del artista, como por ejemplo, lo humano, el significado de la vida, lo cósmico, lo trascendental.
En la parte práctica realizarán una obra colectiva. De manera grupal marcarán sobre papel kraft el contorno de uno de las/los participantes. Luego, con lápices pastel realizarán paisajes interiores dentro del margen del dibujo preliminar, inspirándose en imágenes de las obras de Matta. Es importante motivar los contenidos vistos anteriormente y reforzar la línea plástica de Roberto Matta.
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