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Regístrate y accede a la revistaSegún un informe emitido por el Instituto de Salud Pública (ISP), la importación de metilfenidato -compuesto con el que se elabora el Ritalín- creció 240% entre 2007 y 2016. Reflejo inequívoco del aumento del consumo de estos medicamentos.
Hace unos días fue aprobada en la Cámara de Diputados la Ley Ritalín, en la que se prohíbe que la matrícula de un niño esté condicionada al uso de medicamentos para trastornos de conducta. Es decir, ya no se podrá exigir que los alumnos con temas como hiperactividad o déficit atencional, sean medicados.
La diputada Cristina Girardi, miembro de la Comisión de Educación, es autora de este proyecto y comenta, “estamos planteando que el Estado tiene que apoyar a los establecimientos públicos y particulares subvencionados para que estos desarrollen otro tipo de iniciativas y prácticas pedagógicas, para así ayudar a los niños que pueden tener problemas conductuales”.
Consciente de que sí hay menores que pueden necesitar ayuda, explica que muchas veces esto se debe a situaciones externas. “Por ejemplo, niños que son abusados o maltratados tienen reacciones a veces violentas y trastornos conductuales”.
Afirma que muchas veces los colegios no están preparados para esto, “y menos cuando el Estado tiene un sistema de financiamiento que hace tener hasta 45 niños por curso”, explica. “También tiene que haber una política de ayudar a las escuelas. Un profesor no puede estar a cargo de 45 alumnos, porque es absolutamente antipedagógico”. Por todo esto, asegura, espera que surjan nuevas derivaciones de este proyecto de ley, en las que ya se están trabajando.
“Desde que estudiamos en la universidad, a los psicólogos nos hablan del sobre diagnóstico de niños con necesidad de medicamentos, que además se da a muy temprana edad”, cuenta Elisa Covarrubias, psicóloga infantojuvenil de la Universidad Católica.
Muchas veces, afirma, los niños son diagnosticados con TDAH (déficit atencional) solo porque no esperan sus turnos, se paran y mueven mucho en la sala o se les dificulta terminar las tareas. “Pero estas cosas se pueden dar por muchos motivos. Una disciplina donde se busca un silencio total en la sala de clases es ridícula. Hay que enseñar a través de clases mucho más experienciales, que contacten al niño con su mente y cuerpo. Sin embargo, en los colegios prácticamente se mueven sólo en educación física. Eso claramente aporta a que estén inquietos durante el resto de las horas curriculares”.
¿Son necesarios los fármacos? Claro que sí, afirma la psicóloga, “pero cuando están bien diagnosticados y complementado con psicoterapia y ayuda a los padres”, dice. “La ley me gusta, es un buen proyecto. Pero sí creo que hay que tener ojo con los que necesitan un tratamiento multidisciplinario, para que efectivamente lo hagan. Es decir, el que necesita ir al psiquiatra o neurólogo y recibir algún medicamento que no se deje estar”, concluye.
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