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Regístrate y accede a la revistaLos estudiantes universitarios no saben distinguir entre un trastorno mental y una emoción negativa.
Entre 2015 y 2017 hubo un aumento del 60% en estudiantes que buscaban servicios de apoyo en salud mental, lo que está obligando a las universidades a poner mayor atención a este tema, pero, ¿qué pasa cuando ni los propios alumnos saben distinguir entre estrés y depresión?
En un artículo de Lauren Barack para Education Dive, diferentes expertos en el tema hablan de cómo se ha normalizado utilizar trastornos de salud mental para describir estrés o ansiedad. Por ejemplo, al salir de un examen donde les fue mal, los alumnos suelen decir que están “deprimidos”, en lugar de estresados.
Parte del problema viene de la falta de educación sobre salud mental. Los docentes deben estar capacitados para entender las diferencias entre trastornos psicológicos y emociones, de manera que puedan transmitir esta información a sus alumnos de manera efectiva. Dar a los estudiantes preguntas o síntomas de depresión no será útil si los estudiantes no conocen qué significan las palabras o términos.
Pedir capacitación en este tema y planear una estrategia de acercamiento, ayudará a los docentes a entender más sobre la salud mental y cómo pueden apoyar a sus alumnos. Una de las maneras más sencillas que pueden usar los profesores para ayudar a sus alumnos es enseñándoles a manejar el estrés. Tomar pequeños descansos, colorear, practicar ejercicios de respiración, o pararse y salir a caminar son buenas prácticas que les enseñan autocontrol y a cuidarse a sí mismos, además, éstas actividades pueden realizarse donde sea.
Si tanto docentes como al alumnos están educados en temas de salud mental, será mucho más sencillo pedir ayuda cuando esta sea necesaria. Cuando los docentes entienden las necesidades de sus estudiantes, están más preparados para apoyarlos.
Enseñar a los alumnos a manejar el estrés también los ayuda a distinguir emociones tóxicas, especialmente porque el 80% de las emociones que experimentan los alumnos provienen de factores normales, como los exámenes. A medida que va aumentando la dificultad de las clases, aumenta el estrés, mientras que las actividades que ayudan a calmarlo, como el sueño, disminuye en temporada de exámenes, lo que provoca aún más ansiedad.
Es esencial que los maestros y alumnos comprendan la diferencia entre estrés y trastornos metales para acabar con el estigma y se aumente la ayuda especializada para el estudiante que lo necesite. Al capacitar a los docentes e incluir conversaciones sobre la salud mental, se ayudaría a crear una cultura de autocuidado y mejora de la estabilidad emocional.
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