Suscríbete a nuestra revista y podrás leer el contenido exclusivo online
Regístrate y accede a la revistaAdemás de los innumerables beneficios para la salud, existe evidencia científica de que la actividad física está relacionada con un mejor funcionamiento del cerebro y altos niveles de conocimiento en los alumnos. ¿Cómo motivar el deporte? ¿Se aumentarán las horas de educación física? Conoce lo que señalan los expertos y lo que dice el Gobierno al respecto.
Ya lo decía el filósofo Platón en la Antigüedad: “La educación es el arte de conducir al niño por los caminos de la razón. Su deber consiste en fortalecer el cuerpo tanto como sea posible y en elevar el alma a su más alto grado de perfeccionamiento”.
El insigne griego elaboró una teoría de la educación donde la actividad física tenía un lugar y hoy cobra mucho sentido. En su obra “La República”, defendía que la formación inicial del individuo debía estar consagrada al desarrollo intelectual y al cultivo del areté (espíritu que se tiene por sobresalir entre los demás), siempre en consonancia con la misión que por su condición o rango humano le viniera determinada.
Tan importante es el efecto sobre el aprendizaje, que en alumnos chilenos se ha descrito que “el 50% de los escolares con al menos cuatro horas de ejercicio está entre los de puntaje más alto del Simce”, señala la doctora de la Universidad de Chile Raquel Burrows.
En el año 2014 la doctora Burrows, junto a otros investigadores, realizó un estudio en el cual quedó demostrado que el ejercicio aumenta la capacidad cognitiva de los alumnos. “En una muestra de 1.271 alumnos, de quinto básico a primero medio, se comprobó que los que realizan ejercicio más de cuatro horas a la semana obtienen mejores resultados en pruebas de lenguaje, matemáticas y ciencias, respecto a quienes lo hacen menos de dos horas. De acuerdo al estudio, el 50% de los escolares con mayor actividad física se ubicó entre los estudiantes de puntaje más alto en el Simce, mientras el 20% de los niños con menos de dos horas de ejercicio se situó en el rango más bajo” (ver Entrevista en página 6).
Lo interesante es que, independiente del colegio y el nivel socioeconómico, el ejercicio mejora la capacidad cognitiva de los alumnos en todos los niveles. Ahora, el grupo académico realiza lo mismo con estudiantes que rindieron la PSU y los resultados preliminares muestran la misma tendencia. “No rinde igual un niño, aunque sea tan inteligente como otro, si no hace ejercicio, independiente del colegio, nivel socioeconómico, nivel de escolaridad o sexo. Siempre el que hace, al menos, cuatro horas semanales, alcanza mejor puntaje en el Simce o la PSU”, dice Burrows.
Justamente en esa misma línea es que, según explica la ministra del Deporte, Pauline Kantor, “el deporte sólo acarrea beneficios, por lo que nuestro desafío no es aumentar las dos horas que hoy existen en promedio, sino buscar que estas sean eficientes para luego dar el siguiente paso”.
Asegura la secretaria de Estado que la práctica sistemática del deporte tiene una serie de factores que están asociados a una mejora del autoconcepto, una mejora de la percepción de sí mismo, pero no es tan solo por el fenotipo, hay otras variables que están asociadas.
“El deporte te permite autorregularte, tomar decisiones, tolerar la frustración, enseña a gestar sus propias emociones en competencias. Enseña a trabajar en equipo, aumentar la eficiencia sinóptica en términos específicos, porque una persona hace muchas veces lo mismo, las neuronas y las condiciones sinópticas se desarrollan mucho más”, dice la ministra.
Por ello, cuenta la jefa de cartera, “nuestro primer objetivo es hacer efectivas las dos horas de educación física que existen como promedio en los colegios. Lamentablemente, nos hemos dado cuenta de que en general los alumnos solo realizan 14 minutos de actividad física efectiva. Hay una merma importante de tiempo, por lo que nuestro primer desafío está en enfocarnos en el mejoramiento de lo que ya existe”.
Dentro del programa de gobierno del Presidente Piñera está contemplado realizar tardes deportivas, las que complementarán las horas de educación física y de paso abrirán espacios para que los niños puedan compartir con sus padres y sumar experiencias dedicadas a realizar actividad física.
Coincide con todo aquello Jean Paul Rannau, profesor de la carrera de Pedagogía en Educación Física, UST Santiago, al afirmar que “la práctica de actividad física regular, sistemática e intencionada, sobre todo aquella de intensidad moderada a vigorosa, permite múltiples beneficios en la estimulación de funciones cognitivas como la memoria, la atención, la concentración y las funciones ejecutivas de niños y adolescentes, ya que están en etapas sensibles de aprendizaje en su ciclo vital”.
Explica Rannau que, si bien se justifica el aumento de horas de Educación Física en todos los niveles para la mejora de los aprendizajes académicos en la escuela, también debe priorizarse en atender a la calidad de las clases, “enfocándose en la mejora de la calidad docente en formación y por sobre todo en ejercicio, de forma tal de priorizar en el aumento del tiempo útil y efectivo de práctica de actividad física, así como en la valorización de la asignatura por parte de la escuela y sociedad como una de las áreas del saber, saber hacer y saber ser pilares en el desarrollo de todos los ciudadanos”.
Lo que desde el punto de vista práctico ha podido observar en sus alumnos el director del Colegio San Rafael varones –que pertenece a la RED de colegios de la Fundación Irarrázaval– y también profesor de Educación Física, Iván Quiñones, quien explica que “al estar el alumno expuesto a una mayor cantidad de estímulos de aprendizajes motores, se provoca en el niño una cantidad de respuestas superior a la del alumno menos estimulado. Esto es muy importante en la temprana edad ya que el cerebro está grabando patrones de movimiento que cuando un niño va creciendo, con menos estimulación, tiende a presentar más dificultad en la asociación de conductas que son propias del aprendizaje cognitivo”.
Según Jean Paul Rannau, ocurre que, además de los beneficios expuestos anteriormente, la participación en el deporte, entendido este como un ejercicio físico intencionado, reglamentado y de socialización, permite no solo beneficios fisiológicos con su repercusión en la salud, “sino, además, la estimulación de múltiples elementos cognitivos como el desarrollo de la inteligencia intrapersonal e interpersonal, el pensamiento estratégico, la resolución de problemas en situaciones reales, la toma de decisiones en situaciones de incertidumbre, pensar acertadamente en situaciones prácticas. Se despliega una experiencia en que las dimensiones cognitiva y motriz, entre otras, conjuntamente posibilitan la significatividad en el aprendizaje y el desarrollo del razonamiento”.
La ministra Kantor añade más argumentos: “Con la práctica del deporte aprendes a realizar análisis intelectuales mucho más rápido, debido a la necesidad de tomar decisiones, y el sistema frontal funciona más rápido en torno a eso. Hay evidencia científica de que el deporte mejora el autoconcepto porque mejora la sensación de bienestar. El deporte está asociado a la secreción de endorfina y si secreto endorfina, la persona es más feliz. El deporte entrega la sensación de poder hacer algo por uno mismo, empoderarse con quien uno es y plantearse un objetivo y desarrollarlo”.
Por ello es que, desde el punto de vista de la experiencia del profesor Quiñones, “los alumnos que realizan un deporte de manera sistemática y prolongada en el tiempo, adquieren hábitos de trabajo y responsabilidad que les permiten organizar de mejor forma su tiempo, obteniendo mejores resultados en sus estudios. También la familia que apoya a estos deportistas, dando la importancia que corresponde tanto al deporte como a la vida académica del alumno, es fundamental”.
“Es fundamental que las horas destinadas a educación física sean bien administradas y por especialistas, con objetivos claros de aprendizaje motor en los primeros años de vida del escolar” Ivan Quiñones.
Con el ejercicio, dice Rannau, ocurre que a nivel cardiovascular existe una mejor irrigación sanguínea, permitiendo un mayor transporte de glucosa y oxígeno al sistema nervioso central, y a nivel neurológico la generación neuronal amplía y mejora la red de conexiones sinápticas en todas las edades, sobre todo en la escolarización, cuando la plasticidad neuronal es mayor. “Por ello, debido a la acción de neurotransmisores y hormonas que se generan a partir de la práctica de actividad física, se producen beneficios como el control de la ansiedad y la disminución del estrés, que comúnmente se generan en el contexto escolar en el permanente propósito de conseguir buenos resultados académicos en una tensión constante con las necesidades e intereses reales de la infancia, niñez y adolescencia de la actualidad”.
Sucede que el aumento del tiempo en las experiencias motrices es uno de los factores que se han vuelto una necesidad urgente y de la cual debemos hacernos cargo como sociedad y sistema educativo. “Esto permitirá una mejora en el aprendizaje cognitivo que se verá reflejada en el rendimiento académico, en las evaluaciones cotidianas que se generan en la escuela y en las mediciones estandarizadas de los aprendizajes como el Simce y la PSU, así como también –tan relevante como lo anterior, e incluso con mayor urgencia acorde a las carencias del Chile actual– en los beneficios sociales y emocionales que no dejan de ser importantes, siendo aprendizajes esenciales para la vida de igual manera”, asegura el profesor de la Universidad
Santo Tomás.
Para el director Quiñones, es fundamental que las horas destinadas a educación física sean bien administradas y por especialistas, con objetivos claros de aprendizaje motor en los primeros años de vida del escolar. “Ello, sumado a otras disciplinas –como la música y el arte–, permite mejorar el nivel de aprendizaje del niño; pero teniendo en cuenta que es muy importante que los objetivos tengan que ver con mejorar la condición física y motora del alumno”.
Explica el director del Colegio San Rafael que, desde que la Ley SEP existe, se ha podido incrementar el número de deportes para que los alumnos puedan vivenciar, enriqueciendo su dominio corporal al poder pasar por más actividades durante el año en los distintos talleres deportivos de manera obligatoria. Se realiza una rotación en tres deportes durante el año. “Lamentablemente, esto es posible realizarlo preferentemente en educación básica debido a que la educación media tiene un currículo académico bien extenso; pero igual los alumnos realizan talleres de manera voluntaria”.
Ximena Restrepo es una destacada atleta colombiana que consiguió la primera medalla olímpica en atletismo para su país, en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, al quedar en tercer lugar en la prueba de 400 metros. Está casada con el lanzador de peso chileno Gert Weil, a quien conoció en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y se encuentra radicada en Santiago desde 1992. Sabe desde cerca la relación entre el deporte y la educación.
–¿Por qué incentivar el deporte?
—Un niño que hace actividad física es un niño que está más sano, tiene una mayor sensación de bienestar, y se fatiga menos. Su capacidad para estudiar, sobre todo si se hacen trabajos aeróbicos, requerirá de un menor esfuerzo por parte del niño. La actividad física despeja la mente, lo cual ayuda a retener más y mejor la información, ejercitarse mejora la autoconfianza, disminuye la ansiedad y la depresión, aumenta la independencia, mejora la memoria y el autocontrol y disminuyen los comportamientos autodestructivos.
—Desde el punto de vista educativo, ¿tiene más ventajas un alumno deportista?
—Un niño con buena capacidad física tiene más herramientas que uno que no hace. Por ello, yo recomiendo a los padres que tienen hijos que hacen mucho ejercicio porque entrenan algún deporte, que no castiguen a sus hijos si su rendimiento académico no es bueno, restringiéndoles el entrenamiento. Esa no es la solución, ya que el tiempo que le dedican al deporte difícilmente se traducirá en más estudio y, por el contrario, generará frustración en el niño o adolescente.
Hay que buscar la manera de conciliar ambas cosas y ayudarles a organizar su tiempo de una mejor manera. En mi experiencia como entrenadora de atletismo de adolescentes siempre se dio que los que más y mejor entrenaban, eran también los mejores alumnos.
—¿Cómo motivar a los alumnos?
—El interés de un niño por el deporte depende de dos factores principales: los padres y el profesor o entrenador. En una casa donde los padres son deportistas es más fácil que el niño también lo sea. Y así mismo, un buen profesor o entrenador que motive adecuadamente a sus alumnos, puede influir de una manera determinante en que un niño realice o no actividad física.
Revisa nuestro contenido en todas las plataformas desde un teléfono hasta nuestra revista en papel.
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.