Tras haberse publicado la nueva Ley de Educación Superior, que entre otras medidas modifica la política de gratuidad de las universidades y establece un sistema único de admisión, una de los instrumentos de medición que más se ha observado ha sido la Prueba de Selección Universitaria (PSU).

Tanto el Sistema Único de Admisión (SUA) como el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre), ambos dependientes del Consejo de Rectores (Cruch), conformaron un comité de expertos para redactar una serie de propuestas acordes a la urgencia de realizar cambios al test, como reconocieron el rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi, y el titular de Educación, Gerardo Varela, a mediados de mayo.

Dada esta contingencia, entrevistamos al Director del Centro UC para la Transformación Educativa (Centre), Ernesto Treviño, y estas son sus consideraciones.

Mejor que la selección universitaria

 Para el experto, antes de preguntarse qué favorece más o menos la selección universitaria y, de esta manera, saber qué necesita ajustarse de los instrumentos de medición; es necesario cuestionarse los actuales conceptos de efectividad y selección.

“En Chile aún existe la noción de que es imperativo seleccionar para la educación superior, pero el sistema pasó hace veinte años de ser uno selectivo y minoritario, a uno masivo. Por ello, más que cambiar la PSU, deberíamos preguntarnos cuál sería la mejor manera de favorecer la trayectoria educativa de los alumnos con niveles adecuados de flexibilidad en las carreras”, dice Ernesto.

Si bien este académico de la PUC cree que ajustar la PSU podría disminuir efectos de inequidad, reconoce que para hacerlo de la mejor manera se requiere de una solución global e integral, “que parta de la base de que es mejor que las personas tengan más a que tengan menos educación, y esto nuevamente es reconocer que tenemos un sistema masivo de educación universitaria”.

Separar las pruebas

 Uno de los grandes cambios propuestos por el Demre tiene que ver con que la rendición de la prueba no debería estar asociada a un proceso inmediato de postulación a las universidades, por lo que postulan tener varias opciones de toma del test durante el año, también pensando en que las personas puedan postular con mayor tranquilidad.

Para Ernesto Treviño del Centre, ésta es una buena noticia y se alinea con lo que ocurre en otros sistemas educativos donde las pruebas pueden rendirse en distintas ocasiones en un mismo año. “Este ajuste abre posibilidades para los postulantes y, seguramente, puede afectar y descomprimir los procesos de admisión. Es muy probable que las instituciones de educación superior requerirán adaptarse para tener dos procesos de admisión al año”, reitera.

Disminuir los contenidos

La propuesta anterior va de la mano con lo que se ha sugerido hacer con el currículum de la prueba, porque cuando éste es muy estricto, impide que haya más de una oportunidad para tomar la prueba.

En este sentido, el Demre propone hacer un ajuste a los contenidos que considerará la PSU, pensando incluso en considerar las materias vistas sólo hasta Segundo Medio, lo cual también Ernesto Triviño ve como algo positivo. “Esto disminuiría el efecto discriminatorio que tiene la prueba sobre los estudiantes de educación técnico profesional. Sin embargo, este esfuerzo debería complementarse con requisitos de admisión que impliquen dar una bonificación de puntaje a alumnos de este sistema educativo al considerarlos en procesos de admisión”, explica el académico de la UC.

Lo que sugiere este experto es considerar variables como el ranking o la especialidad cursada y afinidad con el tipo de carrera a la los alumnos de institutos técnico profesionales quieran postular.