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Regístrate y accede a la revistaDurante muchos años vi jugar videojuegos a mis hijos con sus compañeros de clase. Esta casi ya tradición cambió bruscamente con la llegada de los videojuegos en línea.
Hoy son muchos los padres y docentes que están prestando atención a los videojuegos, en especial, las versiones en línea de Fortnite Battle Royale. Este juego, en el cual los jugadores luchan hasta la muerte en el campo de batalla, ha cambiado la vida de muchos niños y jóvenes en estos últimos meses. Con jugadores conectados en casi todos los países del mundo, ventas por sobre los 120 millones de dólares y un creciente desarrollo gráfico y técnico, seguramente usted ya ha sentido la inquietud.
Fortnite es un videojuego para PlayStation 4, Xbox One, Windows y Mac que combina la acción con la estrategia de manera magistral. Potencia el trabajo en equipo y fomenta la resolución de problemas mediante diferentes estrategias mentales que deben llevar a los jugadores a avanzar y mantenerse dentro del círculo de batalla.
La combinación de estrategia, combate, en línea y multiusuario, lleva al juego a la fórmula del éxito. Su gráfica es similar a la de Minecraft, muy popular entre menores de 13 años y que aún tiene acceso gratuito pese a que ofrece compras a lo largo del juego.
Pese a ser un videojuego de combate y estrategia, es una buena alternativa si cuenta con el debido control parental y supervisión de adultos. Aunque es ligeramente violento, el juego no promueve escenas agresivas o de sangre a niveles preocupantes. Se debe tener presente que el mayor riesgo de este tipo de juegos en línea es el contacto con desconocidos a través del chat y el exceso de conexión.
Por estos meses, Fortnite es el juego de moda. Lo fueron Minecraft, LOL y muchos otros que han ocupado portadas en la prensa. Pero pocas veces se había observado que el exceso de juego y adrenalina impactara en la vida de los menores, cambiando incluso sus rutinas diarias. Son muchos los profesores jefes que con preocupación ven a sus alumnos casi dormidos en clases, cansados o con la mente colgada en alguna batalla digital en vez de estar disponibles para la clase.
Como siempre, la recomendación para hacer frente a estas nuevas realidades es conocer de lo que estamos hablando, abrir el diálogo, escuchar las experiencias vividas e intercambiar ideas para evitar riesgos y fomentar el desarrollo de talentos en los niños y jóvenes. Ante este tipo de entretenciones tan atractivas y desafiantes, prohibir podría generar más conflictos. Invito a buscar alternativas de entretención que logren ocupar mayormente el tiempo libre, dejando en segundo plano el mundo digital.
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