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Regístrate y accede a la revistaQue los niños asistan al colegio, muchas veces genera en las familias un problema que no es fácil de solucionar ¿quién cuida a los niños después de clases? Es delicado el tema, porque el tiempo fuera del colegio es el que los niños deben estudiar y hacer tareas, y en esto necesitan la ayuda de adultos. Cuando los padres trabajan en horarios extensos, hay una opción que ayuda, los After School. Y no solo por el cuidado, si no por el apoyo a la educación que brindan.
Históricamente en Chile, la responsable del cuidado de los niños es la mamá, ella es quien está en la casa para recibirlos después del colegio, y hacer tareas con ellos. Pero la sociedad ha ido cambiando, la mujer cada vez está más inserta en el mundo laboral, y ya no es la única responsable de los niños. Según la encuesta CASEN el 48% de las mujeres trabaja fuera de la casa.
En esta realidad, el cuidado de los niños es asumido muchas veces por el círculo familiar cercano, pero cuándo este no existe o está igual de cargado laboralmente, la opción que muchos padres están tomando es de los llamados “After School”. Y es que una mamá que trabaja hasta las 18:30 horas por ejemplo, más una hora de traslado, que es el promedio en la Región Metropolitana, llega a su casa cerca de las 20 horas, recién a esa hora puede compartir con su hijo y ayudar en las tareas escolares.
El beneficio de los After School es que los niños ahí realizan sus tareas escolares, estudian y refuerzan las materias necesarias. Además están bien cuidados y tienen juegos con intencionalidad educativa.
Mónica Salazar, dueña y coordinadora del After School “Plaza y Sol” cuenta que los niños que llegan, “…realizan las tareas y juegan, entonces se van a sus casas sin tareas pendientes lo que ayuda a que exista tiempo de compartir en familia”. La idea es mantener a los menores entretenidos, bien cuidados y que lleguen a la casa con las tareas hechas.
Esto, resulta fundamental en circunstancias que los tiempos cada vez son más escasos y la vida en familia también. Al mismo tiempo, cada vez más estudios señalan que el apego de padres con sus hijos es fundamental para el desarrollo de los niños, tanto a nivel emocional y social.
Si bien estos establecimientos no entregan educación formal, sí tienen un rol educativo, ya que realizan las tareas con los niños y en muchos casos realizan talleres de idiomas, música, interacción con la naturaleza, deportes y otros. .
Mónica explica que en su After School, los niños trabajan en grupos reducidos con psicopedagoga y una monitora. Pero además cuentan con apoyo de psicología si es que algún niño requiere atención de este tipo. “Siempre estamos en contacto con los padres para ver las necesidades de los niños. Cada niño es un caso en particular y los apoyamos en las materias que ellos necesiten o las actividades que sean necesarias”.
Bernardita Arriagada, trabaja, es madre de una niña de 5 años que asiste a kínder. El horario del colegio es hasta las 13 horas, y en la tarde su hija Agustina asiste a un After. A Bernardita le soluciona la vida: El “After” es cerca de su trabajo por lo que puede almorzar con su hija y desde las 15 a las 18 horas la niña está en este establecimiento. Ahí juega, hace tareas y mantiene actividades que le ayudan a su sociabilización.
En algunos casos, los After son pagados, pero hay otros que son proporcionados por las municipalidades para sus funcionarios y/o para la comunidad. Para las madres que necesitan trabajar y no tienen quien cuide a sus hijos de manera segura, ésta es una buena ayuda.
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