Suscríbete a nuestra revista y podrás leer el contenido exclusivo online
Regístrate y accede a la revistaPor qué la confianza resulta clave para el aprendizaje y la inteligencia no es un don fijo, es lo que intentamos explicar en la siguiente nota.
Según una reciente investigación de la Fundación Varkey, que todos los años otorga el Global Teacher Prize, galardón que reconoce a los mejores profesores del mundo; la práctica educativa más valorada por los docentes destacados es convencer a sus estudiantes de que pueden obtener buenos resultados en el quehacer escolar (47%).
Mucho más abajo, en los puestos dos y tres, con un 11% de las preferencias; se posicionan las prácticas de: Implementar distintas estrategias de instrucción y enfatizar el desarrollo de habilidades no cognitivas.
El mismo estudio estableció que siete de cada diez profesores dijeron “nunca” o “casi nunca” impartir clases en las que solos ellos hablan y los alumnos no participan, atribuyéndole especial relevancia a la afirmación de que la inteligencia no es un don fijo.
En este sentido, la psicóloga Isidora Mena, Directora Ejecutiva de Valoras UC, un programa de estudio y apoyo a la convivencia escolar; concuerda con la gran importancia que tiene sentirse en confianza para el aprendizaje. Físicamente, dice que esta sensación de seguridad permite que el cerebro esté irrigado en su neocorteza, donde se produce el pensamiento.
“Un niño asustado queda, literalmente, más en blanco y no puede aprender. No obstante, más que desarrollar la confianza, lo que se debe hacer es trabajar en mejores ambientes al interior de las escuelas y las salas de clases, permitiendo que la confianza fluya abiertamente”, afirma Isidora.
Ambientes “nutritivos” para el aprendizaje
Para imitar las prácticas de docentes destacados alrededor del mundo, quienes en su mayoría intentan convencer a sus estudiantes de que pueden obtener buenos resultados en el quehacer escolar, Isidora Mena propone varias iniciativas para que los profesores puedan lograr ambientes de confianza o “nutritivos” para el aprendizaje.
“Una muy importante es diseñar actividades en todas las asignaturas para que los estudiantes y docentes se conozcan, y respeten aceptando y valorando sus diferentes posibilidades de aporte. Otra iniciativa es que desarrollen habilidades socioemocionales para abordar los conflictos como oportunidades de desarrollo, por ejemplo, debates que concluyan en inventos para resolver los distintos puntos de vista”, aconseja Isidora.
Algo clave que también recomienda esta especialista es reconocer los errores como fuentes de aprendizaje. En la escuela se suele marcar con lápiz pasta rojo, indeleble e irrespetuosamente encima de la respuesta cuando hay errores, y las sanciones ante la transgresión son expulsivas. Se puede hacer distinto: Centrarse en lo positivo y reforzarlo; ante los errores escribir con respeto por el trabajo realizado comentarios para mejorar e instar a hacerlo mejor para la próxima; usar sanciones de real reparación de daño y no castigos”.
Finalmente, Isidora cree que los profesores deberían mantenerse muy vigilantes respecto de las conductas de maltrato, tanto entre los alumnos como entre adultos y estudiantes. Parar inmediatamente gestos de burla, ironías, risas ante las conductas o respuestas de los estudiantes. Esto, como parte de lo que genera comunidades de curso, es decir, «comunidades colaborativas para el aprendizaje y buen trato de todos».
Revisa nuestro contenido en todas las plataformas desde un teléfono hasta nuestra revista en papel.
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.