Suscríbete a nuestra revista y podrás leer el contenido exclusivo online
Regístrate y accede a la revistaMás pescados, frutos secos, más frutas y verduras, menos comida chatarra, y alimentos procesados; esto acompañado de ejercicios, tiene efectos positivos en los estudiantes: mejor autoestima y mejores condiciones físicas. Todo gracias a la denominada “dieta mediterránea”.
Mejorar la calidad de vida de los estudiantes, para que tengan un mejor desempeño escolar, es el foco de muchas comunidades educativas. La preocupación por la calidad de la alimentación y de las horas de sueño, ha ido en aumento, aunque aún queda mucho por hacer.
En esta línea, un estudio del Dr. Cristián Cofré de la Universidad de Santiago de Chile, señala que escolares que tienen una mayor relación con esta pauta nutricional presentan estilos de vida más saludables, asociados a una mejor condición física, y alta autoestima.
El nombre de esta dieta viene porque es la que predomina en países como Grecia e Italia, y se caracteriza por el consumo de alimentos producidos en la zona del Mar Mediterráneo. Chile, es uno de los siete ecosistemas a nivel mundial donde se puede llevar a cabo una dieta de este tipo, de ahí la importancia de este estudio.
La dieta mediterránea es baja en grasas saturadas, alta en grasas monoinsaturadas, balanceada en grasas poliinsaturadas (omega 6/omega 3), baja en proteína animal y rica en antioxidantes, en carbohidratos complejos y en fibra.
Es importante saber que el alto consumo de aceite de oliva es una de las principales características de los países del Mediterráneo. Es su mayor fuente de grasa y la segunda de calorías después de los cereales.
Dentro de los hábitos alimentarios de la dieta mediterránea se destaca, además, el consumo de alimentos frescos, mínimamente procesados; frutas y verduras en abundante cantidad; cereales integrales, principalmente en pan y pastas; legumbres, semillas, nueces y frutos secos, cada día; consumo moderado y diario de productos lácteos; hasta 4 huevos por semana; pescados y aves, 2 a 4 veces por semana; carnes rojas en poca cantidad y vino con las comidas (1 a 2 copas diarias).
“Los resultados nos muestran que los padres se están preocupando de la alimentación de sus hijos”, puntualiza el Dr. Cofré.
La nutricionista Kissy Villalobos, de la Universidad Andrés Bello, señala que este estudio va en la línea de lo que se sabe con respecto a los beneficios de ciertos alimentos a nivel intelectual. Por ejemplo el omega 3, presente en los pescados, tiene funciones importantes para el cerebro, ya que forman sus membranas celulares y se relaciona incluso con una mayor capacidad de aprendizaje.
Los huevos son ricos en vitamina B. Esta vitamina interviene en la formación de los neurotransmisores, que son los que pasan información de una neurona a otra, a través de las conexiones nerviosas. Las vitaminas B ayudan a fortalecer la memoria y la concentración.
Las legumbres son ricas en proteínas y hierro. Si bien estos elementos los encontramos en las carnes rojas, las que provienen de las legumbres son de mejor calidad. Las proteínas ayudan a mejorar el rendimiento intelectual, la concentración y la agilidad mental, promueven las conexiones. Mientras que el hierro es el responsable de transportar el oxígeno hacia las células nerviosas, es decir, oxigena el cerebro.
La fruta y la verdura en general, son buen aporte de vitaminas y minerales, que son nutrientes que protegen y ayudan en el desarrollo neuronal, controlan el riego sanguíneo del cerebro, favorecen el impulso nervioso y ayudan a la formación de nuevas neuronas.
“Es importante reeducar a la población respecto de los beneficios de ciertos alimentos, lo niños hoy comen lo que quieren, y eso no siempre es lo que les aporta para su desarrollo, físico, emocional e intelectual”, indica la profesional de la alimentación.
Revisa nuestro contenido en todas las plataformas desde un teléfono hasta nuestra revista en papel.
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.