“Se Necesita un Mundo para Terminar con la Violencia contra los Niños” es el nombre del más reciente estudio de la organización sin fines de lucro World Vision, en donde se pretende establecer que el tratamiento de esta problemática social es elemental para el bienestar y futuro de nuestros jóvenes.

En el caso de Chile, si bien los niveles de violencia que existen no son alarmantes, urge trabajar en la promoción de ambientes donde niños y preadolescentes se sientan seguros, no solo desde el punto de vista del acoso escolar, sino que también respecto de la inequidad, exclusión e injusticias sociales.

“Los chilenos presentan bajos niveles de empatía con el tema, esto es, que pese a que percibimos los actuales índices de violencia infantil que se vive en el país, todavía no logramos entregar respuestas que permitan evidenciar un real contexto de conocimiento, conciencia y manejo de los riesgos”, declara Juan Pablo Venegas, Director de Advocacy de World Vision Chile.

Esta afirmación coincide con el 84% entregado por el estudio y que habla de la cantidad de personas en Chile que está de acuerdo con que la violencia contra los niños incide negativamente en la educación de éstos y, en este sentido, cabe preguntarse qué podemos hacer en nuestros establecimientos educacionales para revertir el tema.

Colegios “sanos y seguros”

 Pese a que la categoría Otros Lugares Públicos -que no son los establecimientos educacionales- obtuvo un 51% de percepción de riesgo en la encuesta que World Vision realizó a fines del 2017, ésta también asignó apenas un 19% de confianza a los colegios como sitios seguros.

Para Juan Pablo Venegas, esto es relevante dado que es necesario terminar con varios mitos que rondan el tema de la violencia infantil, como por ejemplo, que para los niños “sus casas son los lugares más seguros que existen”. Ésta, afirmación que contrasta fuertemente con la realidad mundial que, según datos de la Unicef, data en 220 personas bajo los 18 años las que mueren diariamente producto de violencia intrafamiliar.

“En el fondo, ambas percepciones tienen que ver con el hecho que existen ciertas discordancias entre el valor asignado a la protección ante la violencia, el incremento del conocimiento del tema y la realidad”, dice Venegas.

Una de las acciones principales para combatir esta problemática tiene que ver con qué hacemos como comunidad (84%). No solo exigir medidas al Gobierno (69%), sino que movernos desde nuestra tribuna, la sala de clases.

“Los profesores pueden trabajar con apoyo de su propia formación o recursos externos en temáticas de convivencia escolar, mejora de las habilidades sociales, entornos seguros y estrategias de detección e intervención por Bullying. De esta manera, se podrá detectar más fácilmente casos maltrato, y de paso generar entornos de relacionamiento y resolución de conflictos significativos en situaciones de violencia, que muchas veces no tiene que ver con el entorno escolar, sino que con maltratos domésticos”, asegura Juan Pablo.

Como material de apoyo, el profesional recomienda las metodologías desarrolladas por los proyectos de World Vision como el Ganémosle al Bullying, donde tanto padres como alumnos y profesores, han logrado avanzar en aprendizajes significativos en torno a estas áreas, pudiendo medir en el corto, mediano y largo plazo, cambios en la percepción del riesgo que se vive en sus colegios.

Si quieres conocer más sobre el tema, ingresa a (reportaje, octubre 2017)