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Regístrate y accede a la revistaEl miedo a la automatización es difícil de acallar. Una encuesta reciente revela que el mayor miedo del mercado estadounidense con respecto a la inteligencia artificial es que la automatizaciónse traduzca en la pérdida de empleos
La agencia de comunicación y marketing digital SYZYGY ha realizado una encuesta para conocer las opiniones del mercado estadounidense en torno a la Inteligencia Artificial (IA). Los resultados sugieren que para ganar una mayor aceptación, será necesario enfatizar cómo estas tecnologías aumentan, no reemplazan, a la inteligencia y habilidades humanas.
Aún así, el miedo a la automatización es difícil de acallar. El mismo reporte abre con tres casos en los que la IA ha competido y ganado terreno contra el ser humano en el campo del marketing. La marca Cosabella, reemplazó a su agencia de marketing digital por una IA llamada Albert, desarrollada por la empresa Adgorithms. Coca-cola está experimentando con bots para automatizar las narrativas de sus comerciales y en la visión de su director digital, Mariano Bosaz, habrá un creciente uso de ella en todo el proceso publicitario. Mientras tanto, en Japón, un director creativo y su contraparte cibernética compitieron por ver quién podía hacer el mejor comercial de Clorets; el director humano ganó por un margen de sólo el 8%.
En resonancia con este panorama, la encuesta revela que el mayor miedo del mercado estadounidense con respecto a la IA es que la automatización se traduzca en la pérdida de empleos. Este y otros miedos como la erosión de la privacidad y la deshumanización de la vida social se conjugan, casi paradójicamente con sentimientos de indiferencia, incertidumbre y escepticismo. En general, el público encuestado tiene pocos inconvenientes con que la IA haga cree o dirija anuncios y promociones personalizadas para ellos – el 80% de los participantes están a favor o son indiferentes a ello.
La receta para la convivencia entre el consumidor y la máquina, según el reporte, es que las compañías asuman un código de conducta que ponga al usuario primero, evitando engañarlo o manipularlo. Los usuarios valoran que las compañías sean honestas y abiertas sobre cómo y cuándo utilizan IA. De la misma manera, desean saber cuando están interactuando o consumiendo contenidos producidos por computadoras. Idealmente, esta tecnología tiene el potencial de ser empleada para que el público tome decisiones de compra acorde a sus necesidades reales, basadas en información fiable y libre de sesgos.
El apego a estos principios también es directamente aplicable al ámbito de la innovación educativa, en la medida que IAs no sólo inunden la esfera publicitaria, si no muchas otros sectores, incluso la educación misma. Necesitamos una inteligencia artificial colaborativa que libere tiempo, reduzca el tedio procedural y burocrático, al mismo tiempo que nos ayude a navegar con mayor objetividad un entorno mediático lleno de ruido. De cumplirse las expectativas de los consumidores, como dicen en las películas: “I think this is the beginning of a wonderful friendship.” («Creo que este es el inicio de una hermosa amistad»).
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