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Regístrate y accede a la revistaChile se ubica dentro de los países de Latinoamérica donde los directores dedican más tiempo a tareas administrativas (31,27%), pese a que distintas investigaciones afirman que el tiempo dedicado al ámbito pedagógico por parte del equipo directivo se relaciona directamente con el aprendizaje de los estudiantes. ¿Qué herramientas utilizar para empoderar a los directivos? Conversamos con Pamela Meléndez, alumni egresada de Enseña Chile y coordinadora de Políticas Públicas.
Chile se ubica dentro de los países de Latinoamérica donde los directores dedican más tiempo a tareas administrativas (31,27%), pese a que distintas investigaciones afirman que el tiempo dedicado al ámbito pedagógico por parte del equipo directivo se relaciona directamente con el aprendizaje de los estudiantes. ¿Qué herramientas utilizar para empoderar a los directivos? Conversamos con Pamela Meléndez, alumni egresada de Enseña Chile y coordinadora de Políticas Públicas.
En Enseña Chile están convencidos de la importancia de formar líderes exitosos, y para ello realizan un plan de trabajo basado en dimensiones de liderazgo, alineado a ciertas competencias que la literatura señala como predictoras de un agente de cambio. “Desarrollamos esas competencias que fueron identificadas durante un arduo proceso de selección, las que se ponen a disposición del trabajo en el aula para generar en conjunto con los estudiantes una propuesta de cambio en esos entornos que permita reconocerlos, valorarlos y desde ellos construir, lo que nosotros llamamos una visión contextualizada y compartida”, explica Pamela Meléndez, alumni egresada de Enseña Chile y coordinadora de Políticas Públicas.
El plan de formación de la fundación, explica Pamela, busca ser de naturaleza integral; es decir, trabaja diversas dimensiones de liderazgo, que consideran tanto al profesional (liderarse a sí mismo), como su sala de clases y la comunidad en la que trabaja día a día.
—¿Es posible formar líderes educacionales exitosos?
—Hace un tiempo consideramos que es clave enamorarnos del problema, más que de una solución específica, por lo que continuamente miramos nuestro proceso de formación, empatizando y diseñando con las necesidades de quienes reciben nuestro trabajo, confiando en que lo que nos dicen es real, sintiendo que nuestra propuesta sirve cuando al otro lo ayudó a crecer.
Para cualquier profesional o persona a quien se le encarga la tarea de liderar un proceso, una tarea y para el caso de Enseña Chile, la tarea más importante: liderar una sala de clases, es fundamental generar un proceso de formación continuo, basado en la experiencia, el contexto y la confianza. Estos son ejes esenciales del trabajo.
Depositar confianza en los profesionales y acompañarlos, evidenciando sus avances en los procesos, y por sobre todo alimentando la motivación y sentido de propósito es fundamental, pues esto es lo que permite a un “líder educacional” levantarse y volver a intentarlo, porque de seguro habrá días difíciles, donde se requiere reflexionar, volver a revisar la práctica, acudir a un conocimiento nuevo si es necesario y volver a intentarlo, confiando en que el propósito lo vale.
—¿Cómo forman en Enseña Chile, líderes que sean capaces de impactar entornos vulnerables?
—En Enseña Chile guiamos nuestro trabajo desde nuestros valores: Es posible; Trabajo en red; Excelencia; Aprendizaje continuo; y Hacernos cargo. Esto inspira el proceso de formación de nuestros profesionales donde el centro de todas las acciones son nuestros estudiantes y su futuro.
—¿Qué áreas son las que presentan mayores dificultades para poder formar líderes educacionales exitosos?
—En los contextos y en las escuelas en que trabajamos las urgencias agobian a diario a los miembros de la comunidad, eso muchas veces genera que el profesor se aísle, perdiendo la perspectiva. Esa es una dificultad, el poder escuchar la necesidad del descanso y compatibilizarlo con la necesidad de trabajar en red con otros, a veces se ven como contrapuestos.
Otra dificultad es salir del rol de experto del “líder” y desarrollar en ellos la adaptabilidad ante los aprendizajes diarios, reflexionando desde la evidencia para informar la toma de decisiones.
—Según las investigaciones recientes en materia de liderazgo escolar, en Chile estamos al debe. ¿Cómo podemos mejorar en ese sentido?
—Lo que hemos observado en las escuelas es que las capacidades, responsabilidades y recursos tienden a estar muchas veces por encima de la escuela, e incluso de los sostenedores (municipales), lo que aumenta el agobio burocrático, el gasto ineficiente y la superposición de funciones de organismos que intervienen la escuela. Lo cual desvía el foco de quienes lideran la escuela.
Hoy tenemos un desafío y tremenda oportunidad en la nueva institucionalidad de la educación pública que se discute en el Congreso, donde lo esencial a nuestro parecer es fortalecer las capacidades de las personas que están tomando decisiones a nivel local, en los establecimientos, con sus equipos directivos, y otorgar autonomía condicional a la capacidad de estos.
¿Cómo implementar un liderazgo que transforme las escuelas? En específico, para trabajar en las comunidades más desfavorecidas del país, hoy tenemos tres apuestas guía:
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Según Pamela Meléndez, hoy con el trabajo realizado por la Agencia de la Calidad y la Alta Dirección Pública, sería posible distinguir aquellas escuelas que tienen la capacidad suficiente para absorber un mayor grado de autonomía en su gestión, pudiendo tomar las decisiones y responsabilizarse de la gestión. |
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