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En Chile, 1 de cada 3 alumnos en edad escolar presentó ausentismo crónico (AC) el año pasado y en regiones el porcentaje alcanzó al 44%. Se trata de una tendencia que ha ido creciendo fuertemente, pasando de un 26% hace diez años hasta un 39,7% en establecimientos municipales el 2014. Está comprobado que los establecimientos con mejor Simce son aquellos con tasas más bajas de ausentismo. De hecho, para recuperar estudiantes que desertaron del sistema, el Ministerio de Educación creó las “escuelas de segunda oportunidad”.
Por Marcela Paz Muñoz Illanes
El año pasado, la Escuela de Nuevo Futuro de la comuna de Lota recibió entre sus nuevos alumnos a Osgar Muñoz (12), un niño que había cursado solo hasta quinto año básico. El jo ven debió pasar por un período de adaptación intenso, mucho más de lo que imaginaba.
En su primer año, los profesores observaron que tenía serios problemas de vinculación emocional, lo cual generaba conductas desadaptativas como violencia y faltas de respeto hacia los docentes y compañeros. Sufría además una desarmonización familiar ya que había sido criado solamente por su abuela y padecía cambios de conducta propios de la adolescencia.
Los talleres y las clases con dinámicas innovadoras fueron su principal soporte gracias a lo cual logró avances significativos en su desempeño académico, lo que se reflejó en una mayor colaboración en clases y en actividades de representación de la escuela, como su participación en un Torneo Regional de Matemática e Innovación en el que representó a su comuna.
Desde la mirada de la escuela y su familia, hoy Osgar es un alumno símbolo que se ha convertido en todo un ejemplo. “Como consecuencia de ese gran esfuerzo, el pasado mes de mayo pasó a formar parte del cuadro de honor de la escuela”, cuenta Liliana Cortés, directora ejecutiva de la Fundación Súmate.
Pero el caso de Osgar no es el único. Uno de cada tres alumnos en edad escolar presentó ausentismo crónico (AC) en el 2014 y en regiones ese porcentaje llegó hasta un 44%. Se trata de una tendencia que viene en aumento y que revela a nivel nacional que en primer año básico un alto porcentaje de niños presenta ese problema, cifra que baja en 4° básico y que vuelve a incrementarse durante la enseñanza media.
Según Rebeca Molina, directora del Programa Presente, “este fenómeno se debe a que muchos apoderados no asocian la importancia de la asistencia en los primeros años de básica con el desempeño escolar. En cuarto básico, en cambio, por ser un curso en el cual siempre se ha tomado Simce, los colegios invierten mucha energía para promover el buen desempeño y asistencia, entonces las familias y los estudiantes asumen que es importante no perder clases. Con respecto al alza en educación media, la literatura señala que es probable que los mismos alumnos que tuvieron ausentismo crónico (AC) en la básica, repitan su comportamiento en la media, cuando ya son ellos, y no sus padres, los que deben hacerse responsables de su asistencia regular”.
Sucede que si un estudiante falta un 10% o más del año escolar, “estamos frente a un problema mayor: de Ausentismo Crónico, que afecta al estudiante no solo en su etapa escolar sino también en su futuro. Por el solo hecho de ausentarse un 10% o más al año, ese niño tendrá mayores dificultades para aprender y altas probabilidades de desertar. No podrá desarrollar los hábitos que se requieren para la vida laboral (como responsabilidad, esfuerzo y compromiso), por lo que en la adultez enfrentará mayores períodos de cesantía, peores trabajos y menores sueldos que sus pares. Todas estas consecuencias tienen un impacto aún más fuerte en los alumnos vulnerables”, dice Rebeca Molina.
Según datos públicos oficiales provistos por el Ministerio de Educación, los establecimientos con mejor Simce son aquellos con tasas más bajas de ausentismo. El hecho es que si bien hasta ahora la asistencia ha sido abordada como un tema netamente administrativo, y al profesor jefe se le ha liberado de esta labor para que centre su trabajo en lo pedagógico, está demostrado que es clave dentro del proceso de aprendizaje. “Por ello me parece que existe una carencia de políticas públicas sobre este tema”, aseguran desde el Programa Presente.
Las razones
Según la Encuesta Casen 2013, de todas las causas de la deserción escolar (abandono total de la escuela) la principal obedece a “elementos propios de la experiencia escolar: el rendimiento académico, y problemas de conducta y de convivencia. Esa razón equivale al 30% de los factores que explicarían el ausentismo crónico y apuntan más bien a aspectos de competencia propia de los establecimientos educativos. En segundo lugar, aparecen elementos como el embarazo adolescente y las causas económicas”, explica Liliana Cortés.
Es por ello que son justamente los docentes y las familias de los alumnos, un factor clave. “Me parece que la deserción e inasistencia es un problema que tiene que ver con el niño o joven, su familia y luego el profesor. He observado cómo en establecimientos extranjeros, los profesores y los equipos directivos llegan hasta las casas de los niños y trabajan junto con las familias este asunto. Los alumnos deben percibir que a “alguien” le importa que asista al colegio. Ojalá a “alguien” importante de su entorno. Si no, ¿cómo puede saber lo crucial que es la adquisición de conocimientos?”, asegura la experta de Fundación Súmate.
Una de las maneras que existen hasta hoy para asegurar la asistencia de los alumnos, particularmente de sectores más vulnerables, es la subvención escolar (ley SEP). Sin embargo, si hasta hoy los colegios recibían mensualmente un pago por cada alumno prioritario que va a clases, lo más probable es que esa entrega no esté más sujeta a ese requerimiento.
El actual gobierno envió un proyecto de ley sobre desmunicipalización, que busca traspasar los colegios municipales a las Agencias Públicas de Educación Local, que serán fiscalizadas por la Superintendencia y evaluadas por la Agencia de Calidad. El objetivo de la iniciativa es mejorar la gestión económica y pedagógica de los colegios públicos.
En esa iniciativa, cuenta la directora de Colegios Santo Tomás, Paulina Dittborn, “de paso se ha propuesto no asociar más la asistencia a la subvención. Seguro que se considera que los tiempos han cambiado y que ahora las familias son más conscientes de lo importante que es la asistencia para que los niños aprendan”.
Asegura Paulina Dittborn que esa herramienta (subvención escolar preferencial) ha sido por muchos años, fundamental para mejorar la asistencia de los alumnos a clases.
Frente a la posibilidad de modificar esta iniciativa, Liliana Cortés explica que “la entrega de recursos por matrícula es fundamental porque permite contar con una base y/o proyección de recursos estable que posibilita generar mejoras y proyectos a mediano plazo. Pero también porque sincera la realidad de los sectores más pobres de nuestro país, donde día a día se viven complejas situaciones familiares y territoriales que los alejan del mundo de la escuela”.
¿Y los profesores?
Lo primero es devolver a los docentes su protagonismo en el proceso de formación y acompañamiento de los jóvenes. “Independiente de las competencias técnicas que tienen que mejorar de forma permanente, es necesario rescatar la vocación de formador, la autoestima y el poder de transformación que los profesores tienen sobre los alumnos”, explica Liliana Cortés.
Lo más importante es construir altas expectativas entre los jóvenes y los profesores, y de esa relación nacerá el respeto, la construcción en conjunto y la motivación, tan ausentes de las aulas de nuestro país. “Al trabajar en reinserción educativa, vemos cómo se puede despertar nuevamente esta motivación e interés en los jóvenes, lo cual es posible en la medida que la relación y el vínculo entre profesor y alumno se logren. Y en el caso del empoderamiento, este se va a dar cuando jóvenes y profesores se encuentren desde su potencial, y no desde sus carencias, siendo uno de los principales factores la curiosidad de aprender del otro”, explican desde Fundación Súmate.
Otra oportunidad
En esa misma línea, el jefe de Educación General del Mineduc, Gonzalo Muñoz, explica que se encuentran trabajando “en formalizar una modalidad de colegios que apunten a la recuperación de los alumnos que desertan del sistema. Las escuelas de segunda oportunidad partirán como una iniciativa piloto que, probablemente, transformemos en una modalidad —como la educación especial o la de adultos—, para ofrecer una alternativa estable y pertinente para esta población”, sostiene.
Se trata de un programa “que desarrolla un plan de retención escolar con diferentes componentes entrelazados, entre los que se cuentan el fondo de proyectos concursables de retención y reinserción escolar, destinado a instituciones que implementen proyectos para niños que se encuentran fuera del sistema escolar o tienen riesgo de desertar y necesitan apoyo especial”.
Cuenta Gonzalo Muñoz que este año se adjudicaron 29 proyectos de reinserción, que atenderán a una población total de 2.170 niños, niñas y jóvenes, y 63 proyectos de retención, que atenderán a 6.350 estudiantes. “Además, levantaremos y difundiremos buenas prácticas educativas en retención escolar que se están desarrollando en establecimientos educacionales y realizaremos una campaña comunicacional para sensibilizar a la población sobre la necesidad de prevenir la deserción”.
En este programa los docentes realizan una misión crucial. “Son actores clave en la generación de espacios educativos inclusivos y motivantes para los estudiantes; particularmente, en identificar y articular estrategias de apoyo a los alumnos que presentan mayores dificultades para completar su trayectoria educativa. En las acciones impulsadas por el Mineduc, se promueve que sean los mismos equipos docentes de las escuelas, liceos y los CEIA (Centro de Educación Integrada de Adultos) quienes puedan diseñar y articular las acciones de retención, contando con algunos recursos específicos para ello, que incluyan: materiales pedagógicos, horas destinadas a tutorías o atención individual o la contratación de otros profesionales que los apoyen en esta tarea”.
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