Suscríbete a nuestra revista y podrás leer el contenido exclusivo online
Regístrate y accede a la revista0
Por Alejandra Buchholtz, Licenciada en Educación, Magíster en Humanidades con mención Filosofía
No todo aprendizaje puede medirse y plasmarse en un gráfico. Hay experiencias que, como ninguna otra, desarrollan en los alumnos la creatividad y la innovación y que “sólo” dejan registro en sus almas. El hábito de traducir todo avance a dato duro ha favorecido el abandono del cultivo de aquello que no puede expresarse en cifras. Tal motivo, lleva a agradecer cuando una fundación dedica esfuerzos a iniciativas artísticas. Sorprende que se esté pensando a largo plazo, en objetivos que seguramente no caben en una carta gantt. Sin ninguna duda, un video de niños tinturando telas con distintas técnicas e interviniendo la naturaleza con éstas, dice tanto, o más de educación que una buena investigación. Es muy diferente apreciar el impacto que genera un programa educativo cuando éste se refleja en el rostro de un niño, que intentar comprenderlo en porcentajes.
Esta columna no pretende ser una apología a las artes, por considerar incuestionable su necesidad. Sin embargo no es casualidad que deambulen un número no menor de ensayos que hacen hincapié en la poca presencia que las actividades artísticas tienen en la vida de los niños durante su etapa escolar (sin mencionar el lugar que debieran ocupar en la formación de toda persona humana ). Así, la educación, como toda actividad del hombre, debiera apuntar, idealmente, hacia lo bueno, lo verdadero y lo bello (como perfección expresiva).Una formación integral lo es cuando fomenta la búsqueda tanto de la verdad, como la del bien y de la belleza. Con respecto a la belleza, el filósofo italiano Benedetto Croce afirmó: “Nos parece lícito y oportuno definir la belleza como expresión lograda o mejor aún, expresión sin más, ya que si la expresión no es lograda, no es expresión”.
Justamente, la belleza, como expresión, pareciera ser el motor de programas educativos extracurriculares cuyos nombres hablan por sí mismos, Colorearte, ChileMitos, Cuenta Cuentos, Circo Frutillar. Programas movidos por el lema “aprendizaje significativo”, donde el proceso de enseñanza-aprendizaje se entiende como una experiencia vital, en la cual las habilidades socioemocionales no son palabras escritas en una papel sino una vivencia transformadora. Programas cuyas actividades no se realizan dentro del horario escolar y en las cuales el profesor es un integrante más de la comunidad que aprende, asumiendo, de esta manera, que no sólo los docentes son los responsables de la educación de nuestros niños. Programas donde el proceso educativo se corona en un evento importante donde las creaciones artísticas son compartidas en el espacio público. Programas que se transportan a lugares donde hace un buen rato están esperando vivir la cultura de tal forma que deje huellas imborrables. Quizá por estas características, un simple video de corta duración logre emocionar tal como lo hacía el teatro griego hace más de 2.000 años, recordándonos que el cultivo de las artes no es otra cosa que el cultivo de la humanidad.
Aquellas comunidades interesadas en que la belleza ocupe un lugar relevante en sus actividades pueden encontrar más información en www.fundacionmustakis.com.
Revisa nuestro contenido en todas las plataformas desde un teléfono hasta nuestra revista en papel.
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.