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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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“No existen excusas para no avanzar hacia la inclusión”

La inclusión se ha vuelto un término recurrente al hablar de educación, pero ¿sabemos realmente lo qué significa?, ¿por qué es tan necesaria? y ¿cuán cerca estamos de tener un sistema educacional inclusivo? Isabel Zúñiga, presidenta de Fundación Mis Talentos, nos orienta al respecto.

Por: Angélica Cabezas Torres

 

“La convivencia escolar en un establecimiento inclusivo es amable y respetuosa respecto de la diferencia, porque la conoce y sabe que se trata de un valor”, asegura Isabel Zúñiga; sin embargo, hoy nuestro país no cuenta con un sistema de educación inclusivo, “lo que se traduce en inequidades que perjudican, entre otros, a alumnos inmigrantes, de origen socioeconómico vulnerable, o que presentan necesidades educativas especiales (NEE)”, dice.

Lo anterior no es menor, ya que significa que un porcentaje importante de nuestra población en edad escolar, no está recibiendo una educación que respete sus diferencias.

¿Cómo define un sistema de educación inclusivo?

Un sistema de educación inclusivo es aquel que reconoce las diferencias en sus alumnos y ofrece a todos y todas las estrategias y apoyos que requieren para acceder, progresar y egresar de él. En un sistema de educación inclusivo, ninguna condición se convierte en inequidad y, por lo tanto, es un sistema capaz de ofrecer educación de calidad a todos.

¿Qué nos falta para contar con un sistema de educación inclusivo?

El primer paso para transformar nuestro sistema de educación en uno inclusivo es reconocer que no es posible ofrecer educación de calidad para todos sin él. Casanova (2011) resume muy bien el argumento al señalar que “en una sociedad democrática la educación, o es inclusiva o no es educación”.

¿Cuáles son las ventajas que ofrece la educación inclusiva?

Son muchas las ventajas, pero quiero destacar tres: beneficia el aprendizaje cognitivo de estudiantes con NEE, no perjudica e incluso mejora el aprendizaje cognitivo de estudiantes sin NEE y permite mejorar el aprendizaje de habilidades sociales en alumnos con y sin NEE.

La evidencia internacional es clara y demuestra que el ciclo de vida de estudiantes con NEE mejora cuando asisten a ambientes educativos inclusivos. En este grupo bajan las tasas de repitencia, mejoran las tasas de graduación y, finalmente, de inserción laboral. Lo que digo con esto es que la inclusión interrumpe la generación de pobreza que ocurre cuando no ofrecemos educación de calidad a todos.

La evidencia también indica que ambientes inclusivos no perjudican el aprendizaje cognitivo de estudiantes sin NEE, y esto lo destaco porque existe el mito de que la inclusión beneficia a algunos perjudicando a otros. A través de un estudio que realicé junto a Dante Contreras, Miguel Brante y Sebastián Espinoza, pude comprobar que alumnos sin NEE que comparten aula con al menos un compañero con NEE, no solo no bajan su puntaje en SIMCE, sino que lo aumentan.

Por último, ambientes inclusivos favorecen el aprendizaje de habilidades sociales en todos los estudiantes, con y sin NEE. Resiliencia, empatía, capacidad para establecer lazos, habilidades para trabajar en equipo, son todas habilidades que se desarrollan en ambientes inclusivos.

La educación inclusiva ofrece la oportunidad de un cambio social de importancia, un cambio que nos hará tener una mejor sociedad.

En este aspecto, ¿qué avances se han logrado en el último tiempo?

Los avances que he visto me hacen ser optimista puesto que he visto cambios en los diferentes actores que componen el sistema; el Ejecutivo ha impulsado políticas, la sociedad civil está pidiendo cambios y los establecimientos de educación han avanzado hacia la inclusión. Estamos acostumbrados a la queja, y aunque es cierto que nos falta un camino grande por recorrer, también es justo reconocer que hemos avanzado.

El año 2010 se dictó el decreto 170, y con ello se iniciaron los Programas de Integración Escolar (PIE) que hoy conocemos. La política permitió incorporar recursos principalmente a la atención de estudiantes con NEE transitorias en establecimientos de educación regular, perfeccionar los protocolos de identificación y de atención de NEE asociadas a diferentes condiciones de los alumnos. La política de los PIE, aunque es perfectible, es un avance respecto de la situación anterior.

La operación de los PIE ha producido, además, un cambio que no es menor: la masividad de la política ha permitido al sistema tomar conciencia de que la atención a la diversidad es un desafío que debe ser abordado, y es esa percepción lo que podrá dar impulso a futuros cambios.

También destaco que la reforma educacional esté abordando la atención a la diversidad. El año 2014, el Mineduc implementó un proceso de diálogo ciudadano en torno a 5 ejes, uno de los cuales fue “inclusión para la calidad”. El resultado de ese proceso quedó plasmado en un informe que recoge la importancia de la atención a la diversidad en educación parvularia, general, técnica y superior. Posteriormente, operó una mesa de expertos que entregó recomendaciones de política para avanzar hacia un sistema de educación inclusivo en abril de este año, y en mayo se promulgó la Ley de Inclusión, que incorpora elementos para disminuir discriminaciones a estudiantes que hoy ocurren a diario.

¿Cuál es el siguiente paso?

Es traducir las declaraciones que se han hecho en cambios que lleguen a la sala de clases. Muchos debemos y podemos colaborar desde nuestras posiciones para que esto se convierta en realidad, y Mis Talentos lo hará como parte del Movimiento YOincluYO, incidiendo en el proceso de reforma para que este concluya en un sistema de educación inclusivo. Debemos lograr, por ejemplo, que la reforma a la educación parvularia sea inclusiva, que lo sea la carrera docente, el sistema de admisión, el de medición de aprendizajes. También debemos lograr que la reforma al sistema de educación superior sea inclusiva.

¿Qué requieren los colegios hoy para transformarse en centros inclusivos?

Las instituciones de educación son parte del sistema y como tales se ven afectadas por los demás actores, pero también tienen la capacidad de modificarse a sí mismas y de influir en los demás.

Los establecimientos que comprendan que la educación de calidad debe ser inclusiva, podrán identificar en las condiciones actuales oportunidades, tanto para transformarse a sí mismos como para influir en el sistema. No existen excusas para no avanzar hacia la inclusión, llegar a ella podrá tomar años, pero hoy es posible avanzar y lo único que se requiere para recorrer ese camino es entender que es necesario hacerlo.

 

 

 

 

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